Los españoles son los europeos más longevos. Viven más, aunque no mejor. El Perfil Sanitario Nacional de España 2019, que acaba de publicar la Comisión Europea junto al informe Estado de la Salud en la UE, deja a España en una posición privilegiada en cuanto al sistema sanitario y la salud de los españoles. El análisis revela un sistema eficaz, ya que con un gasto per cápita menor al de otros países consigue mejores resultados, según han informado expertos responsables del informe que se presenta este mediodía en Bruselas. Sin embargo, un escollo ensucia la foto, los españoles conviven al final de la vida con más enfermedades que los europeos, además de un peor estado emocional.

Con 83,4 años, en España se vive de media dos años y medio más que en la Unión Europea, aunque casi el 60% de los mayores de 64 años tiene al menos una enfermedad crónica y el 21% no es completamente autónomo en su vida diaria.  “Los españoles conviven con una mayor carga de enfermedad en los últimos años de su vida”, ha afirmado el analista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) Cristian Herrera. Esta organización, junto al Observatorio  de Sistemas y Políticas Sanitarias de la UE, en colaboración con la Comisión Europea, son las responsables del informe.

Cumplir los 65 años en España significa tener por delante 21,5 años de vida de los que 12,4 serán sin discapacidad. En la UE, la expectativa de vida a los 65 se reduce a 19,9 años y el tiempo libre de discapacidad, a 10 años. Las enfermedades llegan más tarde, pero la longevidad está asociada a una peor vejez en los españoles.

Solo el 41% de los mayores de 64 años está libre de enfermedades crónicas, frente al 46% de la UE. Y el 21% tiene problemas para realizar sus actividades cotidianas, frente al 18% de los europeos. A las limitaciones físicas de las enfermedades se une el estado anímico. El 39% de los mayores españoles tiene síntomas de depresión, frente al 29% de los europeos, según los datos de Eurostat para la esperanza de vida en 2017.

Menos muertes por causas prevenibles y evitables

El aumento de la esperanza de vida de los españoles se ha basado, fundamentalmente, en la caída de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares (infartos e ictus), aunque siguen siendo las mayores causantes de mortalidad. En lo que va de siglo también han caído las muertes por cáncer de pulmón y colon, además de EPOC. Por el contrario, han ido aumentando las muertes por culpa del alzhéimer y el cáncer de páncreas.

Los comportamientos de riesgo - tabaco, alcohol, dieta inadecuada y sedentarismo - son los responsables de más de un tercio de las muertes en España, aunque esos porcentajes son menores (excepto para el alcohol) que en la media de la UE.

Las tasas de tabaquismo en España, no obstante, siguen siendo superiores a la de la mayoría de los países de la UE. En 2017 fumaba el 22% de la población frente al 19% del promedio europeo. El sobrepeso y la obesidad también son más preocupantes en España, que con un 20% de adolescentes con más peso del recomendado en 2014 superaba al 17% de media de la Unión Europea. En el caso de los adultos, el porcentaje de obesidad ha crecido desde un 12,5% de 2001 al 16,5% en 2017.

Menos mortalidad por cáncer o tras infartos

La supervivencia tras la mayoría de los tumores o tras un infarto de miocardio es mayor en España que en otros países europeos.

Desigualdad entre comunidades autónomas

Otro de los puntos negativos del sistema son los tiempos de espera, que según revela el informe empezaron a aumentar en España debido a la crisis económica. Ahí, el sistema resalta que las listas de espera son un problema antiguo y que es una de las áreas donde más se refleja la desigualdad regional.

España gastó en 2017 un 8,9% del PIB en Sanidad, en total 2.371 euros per cápita. Ese gasto fue un 15% menor que la media europea, donde el porcentaje empleado del PIB fue del 9,8%. El informe refleja que España recortó gastos con la crisis a partir de 2011, que ahora vuelven a aumentar sin llegar aún a los niveles precrisis.

Según Herrera, la eficiencia del sistema europeo se sustenta básicamente en tres pilares: "La prevención, la fortaleza del sistema de atención primaria y el movimiento para eliminar las iniciativas que producen escaso valor", ha asegurado el analista, "en ese sentido la promoción de los medicamentos genéricos y el fomento de las operaciones ambulatorias sobre los ingresos ha conseguido reducir costes".

Precisamente son los fármacos, según el experto de la OCDE, uno de los mayores desafíos del sistema español, donde el usuario es responsable del pago del 24% del gasto sanitario frente al 16% de la UE: "En España ha aumentado sanitario del propio bolsillo y en buena parte se debe al gasto farmacéutico. Sin embargo, hay margen de mejora y se basa en buena parte en los medicamentos genéricos". España, resalta el informe, consiguió duplicar el mercado de los genéricos del 24 al 48% entre 2009 y 2014. El nivel se sitúa muy cercano a la media europea (50%) aunque lejos de los países modelo como Reino Unido, donde el porcentaje llega al 80%.

La sostenibilidad del sistema, la disminución del gasto por parte de los ciudadanos o la integración de los servicios sociales y sanitarios para el manejo del envejecimiento poblacional son algunos de los retos de España, cuya posición queda, no obstante, entre las mejor situadas de la Unión Europea.