La ayuda oficial al desarrollo española (AOD) está cayendo y continúa en el furgón de cola europeo. Es así pese a las buenas intenciones declaradas por el Gobierno, según denuncia el informe “La salud en la cooperación al desarrollo y la acción humanitaria”, recién publicado por las ONG españolas Médicos del Mundo y medicusmundi, que desde 2002 realizan un análisis anual y crítico de la AOD internacional, estatal y descentralizada en el ámbito de la salud y de la acción humanitaria, y cuyo objetivo es mejorar la calidad de la cooperación en salud.

Y es que mientras que en 2017 los donantes destinaron a salud 3.000 millones más que en 2016, nuestro país solo aportó 61 millones: un 2,47% del total de la AOD bruta, muy lejos del casi 14% de media que destina el conjunto de donantes. De esta cantidad, es relevante la aportación de la ayuda descentralizada -la que aportan comunidades autónomas y ayuntamientos-, pero su heterogeneidad y su variabilidad de un año a otro le impide tener mayor impacto.

La situación, considera el informe, es grave pues se sabe que el cambio climático influye de manera determinante en la salud, porque impacta negativamente sobre los factores ambientales y sociales que la causan, como el aire limpio, el agua potable, alimentos suficientes o vivienda segura, y provoca saturación en los servicios sanitarios, que se llenan de personas con enfermedades cardiovasculares y crónicas.

Si hablamos de la ayuda que se destina a emergencias o acción humanitaria, la inacción gubernamental aumenta. Ésta ha sufrido nuevos recortes en España que la han llevado a un mínimo histórico: menos del 2% de todos los fondos de cooperación van destinados a paliar tanto las situaciones de crisis, como de desastres naturales, lo que equivale a unos 51 millones, una cifra irrisoria para afrontar las necesidades humanitarias de las más de 135 millones de personas afectadas.

La OMS estima que el 23% de las muertes prematuras están ligadas a factores medioambientales y que entre 2030 y 2050 se producirán más de 250.00 muertes adicionales al año ligadas a estos factores. Además, el cambio climático contribuye al aumento de los conflictos y de los desplazamientos, favoreciendo el incremento de riesgo epidémico. Y ante un panorama internacional más que preocupante, con un evidente riesgo de no conseguir las metas en salud a las que la comunidad internacional se comprometió en el marco de la Agenda 2030, -especialmente la cobertura sanitaria universal- la cooperación española no ha sabido estar a la altura. La inequidad en salud sigue siendo el mayor problema que tenemos en salud mundial y las personas más empobrecidas y vulnerables siguen teniendo peor salud.

El informe incorpora como novedad el desarrollo de la herramienta digital CooperaSalud.org, que visualiza los datos más recientes de la cooperación al desarrollo y la acción humanitaria, añadiendo nuevos factores de análisis, como el cambio climático y que, además, permite una mayor accesibilidad de los datos y un mejor tratamiento de la información de la situación actual.

Sólo cinco países del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) alcanzan el objetivo de destinar el 0,7% de su Renta Nacional Bruta a la cooperación, objetivo acordado por la comunidad internacional en el marco de Naciones Unidas. Son Dinamarca, Noruega, Luxemburgo, Suecia y Reino Unido, uno de los últimos en incorporarse a este selecto club en el que se mantiene desde que lo asumió por ley. Sin embargo, la media de los países del CAD es de apenas el 0,31%, muy lejos del objetivo mínimo comprometido en la asamblea de la ONU, pero superior al 0,2% español. La media de los países de la Unión Europea se sitúa en el 0,47%.