El mundo se está adaptando por completo al COVID y la última invención se trata de un armario que inactiva el COVID-19 presente en tejidos. El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) en colaboración con la empresa canaria Globaldena Aux SL, ha patentado esta tecnología que combina ozono y luz ultravioleta para inactivar el SARS-CoV-2. La validación del sistema se ha realizado mediante un estudio en las instalaciones de la Unidad de Alta Biocontención del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA) del IRTA.

Este hallazgo reafirma que el ozono es efectivo como agente de inactivación del coronavirus. Además, se demuestra que cuando el SARS-CoV-2 entra en contacto con una superficie porosa, como la textil, va perdiendo su capacidad de infectar de forma progresiva en horas o pocos días. El armario de Ecozono acelera la eliminación completa del virus en unos 40 minutos aproximadamente en aquellas prendas que se depositen en su interior.

Las prendas deben de estar preferiblemente colgadas, de esta forma el ozono penetra mejor en el tejido y la inactivación es más eficaz. Según expone e El Independiente el ingeniero técnico industrial de Globaldena Aux SL, Juan Antonio García, supondría una ventaja en la gestión de materiales textiles en tiendas de ropa y otros establecimientos porque permitiría ahorrar tiempo en las rotaciones rápidas de las prendas. "Su principal aplicación sería para poder desinfectar aquellas prendas de ropa que se prueban los clientes y luego no compran", afirma.

Eliminación en tres fases

"En vez de mandarlas a cuarentena o desinfectarlas a mano por un trabajador, que no sabe si lo hace de forma correcta o no, las introduces en el armario y las puedes poner rápidamente a disposición del cliente". Otra aplicación sería para las batas, u otras prendas, con las que se visten los trabajadores sanitarios en hospitales y centros sanitarios. En este sentido, no sería necesario realizar una cuarentena de la ropa ni la desinfección manual por parte de los trabajadores. El ingeniero también subraya que la gran mayoría de componentes que se han empleado son de fabricación italiana.

Se basa en un tratamiento estandarizado y de uso sencillo que aporta seguridad y confianza, tanto a los trabajadores como a los consumidores. "Aunque la inactivación no es total, llega a alcanzar el 99’98% de reducción de la carga viral, esto significa que se reduce muy considerablemente la capacidad de transmisión de SARS-CoV-2 a través de la prenda, que puede ser manipulada con seguridad y tranquilidad por las siguientes personas", añade Cristina Lorca, directora del estudio en el IRTA-CReSA.

El armario realiza este proceso en tres etapas. En la primera se genera ozono mediante unas lámparas de luz ultravioleta hasta alcanzar una concentración saturante dentro del armario. Seguidamente el aire con ozono circula a través de un ventilador que permite una distribución suficiente entre las prendas depositadas. Finalmente, este penetra en un neutralizador que ayuda a su degradación para una posterior apertura segura para el trabajador textil o sanitario.