En los últimos años, las reparaciones artroscópicas de hombro han avanzado mucho. Son varias sus ventajas frente a las intervenciones abiertas de este tipo de lesiones, en muchos casos detectadas ya en estado avanzado, puesto que los pacientes no acuden inmediatamente al especialista. La artroscopia no solo favorece un diagnóstico más precoz que otras pruebas, sino que permite resolver el problema en la misma intervención. Lo explica explica el doctor Rogelio Carratalá, especialista de la Unidad de Traumatología de Quirónsalud Valencia.

La lesión de hombro es «una alteración en los tejidos que pertenecen a la articulación y que provocan un déficit de movilidad, dolor o limitación funcional del mismo». Carratalá lamenta que, por regla general, el paciente suele acudir a la consulta por un cuadro de un tiempo de evolución tras un sobreesfuerzo o un traumatismo previo, sin recordar en muchas ocasiones el inicio exacto del dolor. Por ello, «es muy importante realizar un correcto análisis y estudio para averiguar las características del problema, junto con una exhaustiva exploración física. En el caso de que el especialista lo crea oportuno, pueden ser de gran ayuda pruebas de imagen complementarias como una radiografía, una ecografía, y una resonancia magnética».

En este sentido, la artroscopia de hombro puede ser una herramienta no solo para el tratamiento del problema, sino en ocasiones también como método diagnóstico, ya que se obtienen imágenes de gran calidad y se consigue explorar la lesión desde dentro de la articulación.

Una técnica muy versátil

«Actualmente, la artroscopia de hombro permite tratar un gran número de lesiones. Es una técnica a la que se recurre con mucha frecuencia para tratar problemas en los tendones y ligamentos del hombro. Puede ser de gran ayuda también en fracturas articulares para reducir de forma más adecuada y menos lesiva los fragmentos óseos», subraya el especialista de Quirónsalud.

El abanico de lesiones que pueden tratarse mediante artroscopia es «muy amplio». Estas son las más frecuentes:

  •   Síndrome subacromial: por inflamación de la bursa subacromial y/o reducción de dicho espacio.
  • Rotura del manguito rotador: lesión de uno o varios de los cuatro tendones que lo forman.
  • Luxaciones e inestabilidad de hombro: provocadas normalmente por traumatismo previo, pero también puede darse en casos de hiperlaxitud.
  • Hombro congelado o capsulitis adhesiva: disminución del rango de movilidad del hombro por rigidez y engrosamiento de su cápsula articular.
  • Lesiones traumáticas: fracturas de glenoides, fracturas de húmero proximal, luxaciones acromio-claviculares.

«Dependiendo del tipo de lesión que tengamos que tratar, existen tratamientos diferentes», explica Carratalá. «En el caso de roturas de tendones, se suele suturar dicha lesión, consiguiendo restaurar la función del tendón lesionado. Si el problema consiste en un aumento de la movilidad del hombro que provoca una luxación, el tratamiento va orientado a reparar el tejido para reducir esa movilidad anómala de la articulación».

Cómo se hace una artroscopia

La artroscopia de hombro está recomendada para pacientes entre los 16 y los 80 años. «Es una de las cirugías más habituales que se realizan para reparar las lesiones que se han producido en las articulaciones. Es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo, en el que, realizando entre dos y cuatro pequeñas incisiones de entre medio y un centímetro en la piel, se introduce una cámara», detalla. 

Con la ayuda de la artroscopia se pueden diagnosticar y tratar lesiones del hombro. Y, sin necesidad de realizar grandes incisiones, obtener imágenes de alta calidad del interior y acceder a estructuras del hombro de difícil abordaje.

Esta técnica hace posible acceder a los dos compartimentos que forman la articulación del hombro (la articulación glenohumeral y la articulación subacromial). Además, permite diagnosticar y tratar patologías que clásicamente se trataban por cirugía abierta.

Rapidez de procedimiento y de recuperación

«La duración del procedimiento depende del tipo de lesión existente en el hombro y de la reparación que vaya a practicarse», precisa el doctor Carratalá. «Hay que tener en cuenta diferentes factores que pueden hacer variar la duración de una cirugía de este tipo. La experiencia del cirujano es importante, ya que se trata de un procedimiento que tiene una curva de aprendizaje. También depende del grado de lesión y la calidad del tejido. Pero por lo general tienen una duración de entre 30 y 90 minutos».

El traumatólogo de Quirónsalud Valencia subraya que la artroscopia representa una «cirugía mínimamente invasiva». Y, por ello, «muy poco agresiva si se compara con una cirugía abierta, donde se lesiona de una forma más importante el tejido». Los pacientes sufren un menor dolor los días siguientes, y se suelen encontrar menos problemas de movilidad articular, consiguiendo un postoperatorio menos complicado.