Las hemorroides –o almorranas, como se conocen popularmente– son la manifestación de lo que médicamente se denomina con mayor propiedad enfermedad hemorroidal. Aunque benigna, es una de las patologías más molestas que se pueden padecer. Si la sufres o la has sufrido, lo sabes. Afortunadamente, un nuevo tratamiento reduce el dolor de aquellos casos que requieren de intervención.

Las hemorroides afectan a la mitad de la población adulta, y entre el 5% y el 10% de quienes las sufren requerirán algún tipo de intervención

La enfermedad hemorroidal tiene lugar cuando se produce una dilatación anómala de las venas hemorroides del recto y del ano. Estos vasos sanguíneos, que vascularizan la región del ano y del recto e intervienen además en los mecanismos de continencia y evacuación, forman una especie de variz cuando se inflaman.

Lo explica la doctora Silvia Conde Someso, jefa de Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Valle del Henares y especialista también en el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. «La patología hemorroidal tiene un gran impacto en la vida diaria del paciente, produciendo molestias continuas, prurito anal, sangrados frecuentes al defecar o limpiar la zona tras la misma y, en ocasiones, intenso dolor anal», señala la especialista de Quirónsalud.

Miedo a la cirugía

Según la doctora Conde, las hemorroides afectan a la mitad de la población adulta, y entre el 5% y el 10% de quienes las sufren requerirán algún tipo de intervención por padecer hemorroides patológicas.«El miedo a la cirugía convencional lleva a muchos pacientes a dilatar en el tiempo la consulta con un cirujano para ser tratados correctamente», lamenta esta experta.

El estreñimiento crónico, sumado a otros factores (estar sentado mucho tiempo o bien permanecer de pie largos periodos) pueden favorecer su aparición, así como el embarazo, el posparto o la obesidad. Las alteraciones del hábito intestinal pueden intensificar los síntomas y confundir a los pacientes entre las posibles patologías anales (hemorroides, fisuras, fístulas…), lo que, sumado al rechazo a la cirugía, puede provocar retrasos en el diagnóstico. Este se realiza mediante una exploración física adecuada. En casos de sangrado es necesario realizar una colonoscopia para descartar otras patologías.

Prevención y tratamiento

Evitar el estreñimiento y otros factores predisponentes es primordial si se quieren prevenir las hemorroides. La doctora Conde aconseja mantener una hidratación adecuada, de unos dos litros al día, así como una dieta equilibrada y rica en fibra.

En casos leves, se recomienda la aplicación de tratamientos locales asociados a antiinflamatorios y flebotónicos. Pero si estos no resuelven el problema, es el momento de valorar el tratamiento quirúrgico. Un procedimiento que «en general, tanto en la conciencia como en la experiencia de los pacientes, es doloroso y tiene un postoperatorio prolongado y problemático», reconoce la doctora Silvia Conde Someso.

Radiofrecuencia: sin dolor ni complicaciones

Pero en el Hospital Quirónsalud Valle del Henares han incorporado un nuevo tratamiento con radiofrecuencia para la patología hemorroidal capaz de eliminar prácticamente el dolor postoperatorio, sobre todo en comparación con la hemorroidectomía convencional. «La radiofrecuencia permite el tratamiento de las hemorroides, principalmente de grado II y III, sin necesidad de resección quirúrgica ni ligadura de las hemorroides, reduciendo así el dolor postoperatorio y las complicaciones postquirúrgicas», afirma la jefa de Cirugía del centro.

La principal ventaja, según resalta Conde, es que el tratamiento con radiofrecuencia ofrece a los pacientes un procedimiento mínimamente invasivo. Se lleva a cabo con anestesia local y una ligera sedación, por lo que se puede realizar en régimen ambulatorio, permitiendo la reincorporación sociolaboral de manera casi inmediata. «Otra de las ventajas principales de esta técnica con respecto a la cirugía convencional es la importante reducción del dolor postoperatorio, siendo poco o prácticamente nulo», concluye la doctora Conde.