No consumir fruta de forma habitual no solo supone perderse sabores dulces y naturales; también pone en juego tu salud a corto y largo plazo ya que, las frutas son una fuente imprescindible de vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra que ayudan a prevenir enfermedades o mantener un peso saludable o fortalecer el sistema inmunológico; sin ellas, tu cuerpo empieza a resentirse en formas que pueden llegar a no serte evidentes al principio, pero que con el tiempo se traduce en riesgos reales y que se pueden prevenir.
Riesgos para tu salud por no comer fruta
Vulnerabilidad celular y envejecimiento prematuro
Las frutas son fuente de poderosos antioxidantes y fitonutrientes que protegen las células de ser dañadas por la oxidación, a causa de los radicales libres. Si no las come, su organismo perdería una de sus armas principales para contrarrestar el envejecimiento de las células y la aparición de enfermedades como el cáncer. Frutas como las fresas, las manzanas y los limones ayudan a reparar el ADN, una función muy importante para prevenir el deterioro celular.
Déficit de vitaminas y minerales esenciales
Las frutas representan una fuente rica y natural de nutrientes esenciales como el potasio, el ácido fólico y la vitamina C. Tales nutrientes son fundamentales para la actividad celular y para el desarrollo de funciones básicas como la producción de glóbulos rojos, la regulación de la presión arterial o la formación fetal en las mujeres gestantes. De esta manera, la ausencia de estos nutrientes deriva en un cuadro de fatiga, debilidad o desequilibrio celular entre el tejido que debe ser alimentado gracias a los nutrientes de los otros tejidos en caso de falta de una ingesta adecuada.
La fruta y tu salud cardiovascular
El potasio es un mineral que ayuda a controlar la presión arterial, como ocurre en muchas frutas. En particular el consumo de plátanos, albaricoques y melón, entre otros muchos, puede contribuir al mantenimiento del corazón en buen estado. Estudios han llegado a demostrar que el riesgo de enfermedad cardíaca puede reducirse en torno a un 7% por cada porción diaria de fruta que se consuma.
Aumento del colesterol y problemas circulatorios
Las frutas son alimentos con una baja cantidad de colesterol por lo que son también alimentos con una baja cantidad de sodio, grasas y colesterol, y la fibra soluble que contienen ayuda a disminuir los niveles de colesterol LDL en sangre. Si se eliminan las frutas de la dieta, se pierde el efecto protector que tienen contra los infartos y accidentes cerebrovasculares.
La fruta impacta en tu peso y metabolismo
Las frutas poseen un elevado contenido de agua y fibra que contribuye a mantener la sensación de saciedad mucho más prolongadamente. Si no consumes fruta, lo habitual será que recurrir a snacks energéticos poco saludables entre comidas, lo que provocará una mayor ingesta de calorías e impedirá que lleves a cabo un control del peso satisfactorio.
Mayor riesgo de diabetes tipo 2
Las frutas poseen azúcares naturales, pero éstas no incrementan el riesgo diabetes, a diferencia de los alimentos ultraprocesados. Investigaciones realizadas en más de 150.000 personas han mostrado que un mayor consumo de frutas enteras —en especial de arándanos, uvas y manzanas— se relaciona con una disminución del riesgo de padecer diabetes tipo 2.
La fruta, clave para una digestión
Problemas digestivos y estreñimiento
Sin fruta, tu dieta se queda sin una de las principales fuentes de la fibra dietética que es esencial para que tu tránsito intestinal se mantenga en óptimas condiciones. Debes saber que esto puede ser causa de estreñimiento, sensación de hinchazón y desequilibrio digestivo.
Menor diversidad de bacterias buenas en tu intestino
Los polifenoles que se encuentran en numerosas frutas ayudan a mantener saludable la microbiota intestinal. Si se interrumpe el consumo de frutas, se produce una variación en el ratio de bacterias beneficiosas que puede incidir en tu digestión, tus defensas y tu estado de ánimo.
Así que si te cuesta incluir la fruta de manera cotidiana en tu dieta diaria, hazlo poco a poco pero empieza a integrarla en la dieta alimenticia. Tu organismo la necesita tanto o más de lo que crees. La gestión de la fruta en el desayuno o como aperitivo habitual puede variar mucho la calidad de tu salud presente y futura.
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