El efecto de los hábitos alimentarios en la salud infantil sigue ofreciendo datos discordantes. La Clínica Universidad de Navarra ha realizado un nuevo estudio en la línea de alertar del riesgo que la alimentación en la infancia puede representar para la salud, e indica que una dieta con alto contenido en alimentos ultraprocesados incrementa el riesgo de asma infantil. Un trabajo que se llevó a cabo con el seguimiento de más de 1.500 niños durante casi una década muestra una clara relación entre una dieta con alto contenido en productos ultraprocesados y el desarrollo a lo largo de la infancia de enfermedades respiratorias crónicas como el asma.

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Alimentación ultraprocesada y salud respiratoria

Una de las conclusiones extraídas es que la ingesta de alimentos ultraprocesados (los cuales superan el 30% del total calórico diario) produce casi un aumento por 4 en la probabilidad de padecer asma. Ahora bien los alimentos ultraprocesados -a partir de la observación de las etiquetas- son ricos en azúcares añadidos, grasas saturadas, aditivos y sal. Es más, este tipo de productos alimentarios no solo alteran la calidad nutricional de nuestra alimentación sino que modifican mecanismos probablemente esenciales del sistema inmunológico. El estudio desarrollado por la Universidad de Navarra considera que existe un porcentaje a partir del cual la probabilidad de padecer enfermedades respiratorias crónicas se incrementa.

Procesamiento intensivo y efecto inflamatorio

El consumo de ultraprocesados produce un efecto inflamatorio sistémico en el organismo, el cual se agrava con el exceso de calorías por el consumo de estas fuentes alimenticias de baja densidad nutricional. La inflamación de forma continua puede dificultar la respuesta del sistema inmunológico frente a alérgenos ambientales y potenciar la manifestación de síntomas asmáticos. Esta circunstancia se agrava en las primeras etapas de crecimiento cuando el sistema respiratorio se encuentra en formación.

El vínculo entre asma infantil y hábitos de vida

Una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, legumbres, alimentos frescos, etc., es un factor protector del desarrollo, por ejemplo, del asma. La investigación destaca que los menores que llevan una alimentación basada en patrones saludables -la dieta mediterránea, por ejemplo- presentan una menor tasa de incidencia de enfermedades respiratorias. Esta evidencia pone de manifiesto cómo la nutrición es un factor fundamental a la hora de prevenir la salud pública.

Actividad física y resistencia respiratoria

El ejercicio físico frecuente en la infancia amplia la capacidad pulmonar; mejora la oxigenación e inhibe la inflamación sistémica, los cuales mejoran la salud respiratoria y reducen los síntomas del asma; mientras el patrón sedentario (comúnmente relacionado con el consumo de alimentos ultraprocesados) sería un factor de riesgo adicional a considerar dentro del marco de la mirada integral en el estilo de vida infantil.

Reducir el riesgo de asma desde la infancia

Es crucial iniciar hábitos alimentarios saludables desde las primeras etapas de la vida para disminuir la predisposición a los factores de riesgo que pueden desencadenar enfermedades como el asma. Se debe iniciar la educación alimentaria desde la propia casa y en la escuela, donde el menú diario puede definitivamente marcar la diferencia en la futura salud de los niños. Educar en la identificación y en la no incorporación de los alimentos ultraprocesados será una estrategia en la promoción del bienestar infantil a largo plazo.

Proyectos de investigación y seguimiento pediátrico

También hay iniciativas tales como el proyecto SENDO que permiten profundizar en el análisis de los efectos de la dieta y el estilo de vida en la salud de los niños y adolescentes/as. Las cohortes infanto-juveniles a lo largo del tiempo proporcionan información concluyente que hace necesaria la intervención en el sentido de la prevención. Identificar los hábitos alimentarios no saludables en los primeros años permite implementar acciones que puedan mitigar el riesgo de asma y de enfermedades crónicas en la infancia y la adolescencia en la raíz.

Este tipo de estudios no únicamente manifiestan la importancia del problema sino que orientan a las políticas públicas y a las estrategias familiares a tomar decisiones alimentarias y de salud infantil más respetuosas con la conciencia.

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