A lo largo del verano, es habitual encontrarse con personas que mantienen puertas y ventanas abiertas de par en par con el objetivo de permitir la salida del calor que se ha acumulado a lo largo del día. Esta práctica universalmente adoptada podría ser, no obstante, contraproducente. Cerrar la puerta cuando vas a dormir puede ser lo ideal los días de mucho calor.

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Dormir con la puerta cerrada protege la salud

Las noches de verano suelen estar repletas de sonidos de la ciudad: coches, motos, conversaciones en la calle y otros ruidos molestosos, que, bien se mire, terminan perjudicando la calidad del sueño. Dormir con la puerta abierta permite que ese ruido llegue al dormitorio de manera directa. Es más fácil interrumpir el sueño profundo y el cuerpo no llega hacer las fases reparadoras del sueño.

El cortisol y el sistema inmunológico

El ruido nocturno no solo dificulta el buen descanso, también tiene unas implicaciones biológicas evidentes. Existen numerosos estudios que indicaban que estar sometidos a un nivel determinado de ruidos exteriores (de hecho, este es un problema que se encuentra al alcanzar el umbral de determinados registros sonoros) era capaz de hacer aumentar los niveles de cortisol, que es una hormona asociada al estrés. La permanencia en el estado de estrés durante un tiempo prolongado complicaba la resistencia al estrés del sistema inmunológico, volviéndolo menos resistente ante infecciones, enfermedades y síndromes de fatiga crónica.

Dormir bien en verano sin abrir la puerta

El hecho de tener en cuenta la existencia de sistemas de refrigeración para afrontar las noches más cálidas sin abrir puertas ni ventanas, como el aire acondicionado y un ventilador silencioso, permite garantizar una temperatura confortable en el interior de la habitación al mismo tiempo que se disminuirá el silencio y se disminuirá el riesgo o la seguridad; pero además, algunos de los equipos modernos incorporan funciones para ayudar al sueño, como el modo nocturno o el control automático de la humedad.

Trucos para conservar el frescor

Además de los aparatos eléctricos hay otras maneras más simples que ayudan a mantener más fresco el dormitorio. Ventilar la casa a primera hora del día, del mismo modo que cuando la temperatura empieza a bajar al atardecer puede resultar muy efectivo. También es importante cerrar las persianas y cortinas cuando más pega el sol y evitar que el calor se acumule. Se recomienda usar tejidos más ligeros, ser más moderado o dormir con pijamas transpirables, para dormir bien sin abrir la puerta.

Seguridad y confort

Otro de las ventajas de dormir con la puerta cerrada es que ayuda a amortiguar los daños en caso de producirse una emergencia. Si se produjera un incendio, una puerta cerrada frena el progreso del humo y de las llamas, y eso es tiempo que podría ganar para reaccionar; una simple medida puede hacer una gran diferencia en situaciones de crisis, particularmente en viviendas con un número significativo de habitaciones o plantas.

Protección ante intrusos y animales

Evitar cerrar la puerta de casa mientras se duerme incrementará las posibilidades de sufrir una intrusión de pequeños animales e insectos o roedores. Mantener la puerta de casa cerrada también puede ser un elemento que haga las veces de defensa y como fortaleza del hogar, esto es importante en las viviendas que se encuentran en plantas bajas y en zonas urbanas donde los ruidos nocturnos son habituales.

No es solo una cuestión de seguridad o de poder evitar el ruido. Dormir con la puerta cerrada también se ha convertido en una de las estrategias más importantes para cuidar la salud y mejorar el descanso, para además garantizar un entorno seguro en los peores momentos de las noches del verano. Volver a utilizar otras opciones para combatir el calor, persiguiendo el no renunciar a aspectos primordiales que son extremadamente necesario para atravesar la época estival sin riesgos.

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