Conservar los dientes blancos y sanos es uno de los propósitos más deseados en lo que se refiere a la atención bucodental. Sin embargo, mucha gente se asusta al darse cuenta de que, pese a que se cepille correctamente, los dientes tienden a adquirir un tono amarillento. Todo ello provoca ansiedad estética y desconcierto que puede estar vinculado a un supuesto error cotidiano de higiene. Lo cierto es que el color de los dientes depende de una serie de factores que van mucho más allá del cepillado bucal, y conocerlos es importante para tener una boca sana y una sonrisa natural.

PUBLICIDAD

La dentina y el color de los dientes

El color de los dientes no solo depende de un esmalte, sino también de una capa más profunda que se llama dentina. Esta estructura que se encuentra por debajo del esmalte tiene un tono amarillento muy natural que puede llegar a verse en la superficie haciendo que la sonrisa no se vea tan blanca. Con el paso del tiempo el esmalte se desgasta por lo que la dentina es más visible y resalta ese tono amarillento.

Factores genéticos que influyen en el color

Cada persona posee una composición dental diferente, lo que condiciona el grosor de la capa de esmalte y el matiz base de la dentina, de tal modo que una persona, aunque tenga una higiene muy buena e incluso perfecta, puede tener dientes con la tonalidad más amarillenta; en este caso se trata de un hecho natural, un rasgo, que no significa que haya descuido y falta de limpieza, sino que es un rasgo personal que determinan la coloración propia de cada uno de nosotros.

Dientes amarillos

El paso de los años modifica la apariencia de la sonrisa. El esmalte, protector y translúcido, se va deteriorando, dejando ver la dentina amarillenta; este proceso es lento e inexorable, y aunque el hecho de cepillarse los dientes permite mantener la superficie limpia, no es capaz de impedir que el material dental se desgaste.

Influencia de la dieta y los hábitos cotidianos

El consumo habitual de determinadas bebidas, concretamente café, té, vino tinto, tabaco, etc., refuerza la aparición del oscurecimiento del esmalte; en efecto, estas sustancias aportan pigmentos que se fijan a la superficie dental y refuerzan el amarillento del esmalte. Las bebidas ácidas y determinados alimentos provocan la erosión del esmalte, que también contribuye a dar un aspecto más amarillento a los dientes. Mantener una dieta equilibrada y restringir el consumo de estas sustancias favorecerá conseguir un color menos oscuro.

Dientes más sanos

A pesar de que el color de los dientes tenga base genética, es también fundamental y necesario un cuidado y limpieza diaria de los mismos. El cepillado habitual, al menos dos veces al día, el uso de hilo dental y las visitas regulares al dentista ayuda a prevenir enfermedades como las caries, la gingivitis o la halitosis. Mantener una boca sana no solo mejora la estética, sino que también ayuda al bienestar de una persona y a su autoestima.

Tratamientos dentales

Existen tratamientos de blanqueamiento dental realizados por profesionales para lograr una sonrisa más blanca. Estas técnicas respetan la estructura del diente natural y permiten alcanzar una coloración uniforme y luminosa. Existen una serie de pastas y enjuagues específicos que contribuyen a la obtención de ese tono conseguido después del tratamiento, pero siempre bajo la disposición de un profesional.

El color amarillento de los dientes no implica, en la mayoría de los casos, que la persona tenga una mala higiene. Es más bien una característica natural de la persona. Conocer su origen permitirá cuidar la sonrisa con expectativas realistas y saludables, en donde predomine el cuidado de la salud por encima de la estética desmesurada.

PUBLICIDAD