L’Orfeo es una de las primeras óperas de la historia, para muchos la primera, compuesta en 1607 por Claudio Monteverdi (1567-1643) posee una gran capacidad para adaptarse al presente. Así lo defienden la coreógrafa alemana Sasha Waltz y el maestro argentino Leonardo García Alarcón, director musical del L’Orfeo que se estrena en el Teatro Real y del que se ofrecerán cuatro funciones. La ópera cuenta la fábula de amor de Orfeo y Eurídice en la que el enamorado desciende a los infiernos para buscar a su amada. 

“Sasha Waltz entendió que esta obra está concebida con el ritmo y con la danza. Todo el casamiento de Orfeo con Eurídice al principio está concebido para ser bailado, para ser interpretado por bailarines y entonces los bailarines cantan los el coro bailan, los solistas no se sabe si son bailarines o si son coristas, los solistas salen de este grupo, de este espíritu formidable que Sasha ha dado esta pieza”, describe García Alarcón. “Para mí la versión de Waltz es la versión y la lectura más próxima que podemos tener de las intenciones originales del compositor. No quiero decir que es la única lectura, pero de alguna manera la obra respira y revive, es como si hubiera sido compuesta para que nosotros la presentamos aquí en Madrid”, añade.

La compañía Sasha Waltz & Guests fue fundada en Berlín en 1993 por Sasha Waltz y Jochen Sandig. En las creaciones han participado artistas y creadores de más de 30 países y de múltiples disciplinas como arquitectura, artes visuales, cine, diseño, literatura, moda, música y coreografía.

Para la coreógrafa alemana esta ópera representa “una meditación sobre la existencia humana. La ópera tiene un poder catártico y por eso hoy todavía es relevante que hagamos ópera porque nos da el sentido de lo que significan la vida y la muerte”. En este sentido Waltz considera que hoy tiene más vigencia todavía su L’Orfeo. “Quizás tenga algo que ver con la experiencia del Covid como esa experiencia colectiva. Hay un mayor entendimiento de cuándo hay que celebrar la vida, la alegría de la vida. Y todo el mundo entiende lo que significa la muerte y ha experimentado lo que es la muerte recientemente. Así que creo que esta obra ahora es más relevante que nunca”, sostiene.

Este L’Orfeo  fue estrenada en 2014 pero ha sufrido cambios de elenco y en las representaciones del Teatro Real se estrena un nuevo vestuario que ambienta la obra en los años 30 y 40 del siglo XX.

Georg Nigl en L'Orfeo.
Georg Nigl en L'Orfeo. Monika Rittershaus

La ópera que ha montado Waltz es de una gran complejidad por la mezcla de disciplinas. Un gran experimento para el Real que se podrá entre el 20 y 24 de noviembre con un elenco formado por el barítono Georg Nigl (Orfeo), la soprano Julie Roset (Euridice/La Música), la mezzosoprano Charlotte Hellekant (Mensajera/La Esperanza), el bajo Alex Rosen (Caronte) y el bajo barítono Konstantin Wolff (Plutón).

“Siempre he tratado de romper todas las fronteras entre las diferentes disciplinas y de crear algo más fluido. Así, los cantantes, en este caso, se han convertido en bailarines y en esta obra que estamos presentando los bailarines también se han convertido en cantantes y eso es un hito. Es la primera vez que ocurre y esto implica un trabajo extra y también ensayos extras”, asegura Sasha Waltz. “Se trata, al fin y al cabo, de llevar el trabajo a un siguiente nivel. Es decir, todo el mundo está creando. Es cierto lo que se ha dicho de que diferentes personas tienen diferentes capacidades, pero yo creo que al final me fijo en que se trata de crear un solo cuerpo y todo el mundo participa para que el objetivo principal de la obra cobre vida”, añade.