La celebración de la selección argentina en Buenos Aires tras su triunfo en el Mundial ha derivado en caos y escándalo. Los jugadores, con Leo Messi a la cabeza, han tenido que ser evacuados en helicópteros ante la imposibilidad de acceder al centro de la ciudad, donde las autoridades han estimado que se agolpaban más de cinco millones de personas para recibir a los campeones.
La 'rúa' a bordo del autobús hasta llegar al Obelisco, como en principio estaba planificado, ha terminado en un sobrevuelo por la ciudad, entre enormes críticas a los gobiernos nacionales y federales por la incapacidad para diseñar un operativo de seguridad. Nadie conocía de antemano la ruta que iba a seguir el festejo, provocando muchedumbres prácticamente en todas las arterias de la ciudad por la que los rumores decía que podía avanzar el convoy. Al ir modificándose, se generaban ríos humanos de un punto a otro.
El autobús que trasladaba a la selección y la Copa del Mundo apenas pudo recorrer unos kilómetros de los más de 30 que separan el predio de la AFA en Ezeiza del Obelisco de la Avenida 9 de julio. La marea humana copaba todo el recorrido, haciendo que el autobús avanzase a paso de hombre o no avanzase en absoluto. En un momento dado, el problema de seguridad ya era total y se tomó la decisión de desviar el vehículo descapotable en el que viajaban los jugadores a unas dependencias policiales, desde el que fueron evacuados en helicóptero de vuelta a las instalaciones de la AFA cerca del aeropuerto.
La selección se había resistido en las últimas horas a acudir a la Casa Rosada, sede del Gobierno, y habían preferido acudir a festejar con la gente en el Obelisco. Pero ni una cosa ni la otra. Finalmente la fiesta quedó en un sobrevuelo lejano sobre la ciudad colapsada.
El caos en la organización ha desatado la guerra entre el fútbol argentino y las autoridades. El presidente de la AFA, 'Chiqui' Tapia , fue cristalino: "No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco. Los mismos organismos de seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar. Mis disculpas en nombre de todos los jugadores campeones. Una pena".
El Gobierno argentino declaró este martes festivo nacional para que la gente pudiera festejar el Mundial de fútbol con Leo Messi y el resto de la selección. Y el resultado ha sido una ciudad saturada y un autobús atascado, con un operativo de seguridad absolutamente desbordado y obligado a improvisar con unos cinco millones de personas agolpadas en la calle.
Desde las celebraciones del domingo, el mítico Obelisco se había convertido en epicentro de las celebraciones del Mundial. Y allí hacían guardia miles de personas esperando que fuera también donde celebrasen los jugadores este martes tras llegar desde Qatar. En un principio, la Federación argentina confirmó que los jugadores visitarían el Obelisco, y no la Casa Rosada, sede del Gobierno.
Pero el absoluto colapso de esa arteria principal de Buenos Aires desde primera hora de la mañana de hoy desaconsejó que el autobús de la selección llegara hasta allí. No hubo previsión ni manera de abrir un corredor seguro por la avenida sin generar más caos del que ya se extendía por la ciudad. Además, nunca hubo un recorrido claro y circularon versiones de todo tipo. La falta de certezas provocó que cientos de miles de personas se dispusieran a lo largo de la autopista General Paz, que circunvala la capital argentina. Pero finalmente se decidió que la selección no pasaría por allí, generando más movimiento de última hora en la ciudad.
Por motivos de seguridad, la última decisión fue que el autobús con los campeones del mundo circulase por la autopista 25 de mayo, y se detuviese en el puente que cruza por encima de la avenida 9 de julio. Sin embargo, al comunicarse esa decisión, una marea humana se trasladó a la propia autopista, tomándola por completo y haciendo absolutamente imposible la circulación por esa arteria también.
En los medios argentinos cunde la incertidumbre por el recorrido que seguirán los jugadores. Los futbolistas llevan ya más de dos horas subidos al autobús, pero apenas han podido avanzar unos cientos de metros por la autopista Riccheri, que conecta el aeropuerto internacional de Ezeiza con el centro de Buenos Aires.
Una hora después del momento en que la selección debía llegar al punto álgido del recorrido, todavía estaban a más de 20 kilómetros del mismo y prácticamente bloqueados, con una muchedumbre de motos, bicicletas, caballos y policías alrededor del autobús. Se da la circunstancia de que el verano comienza mañana en Argentina, y las temperaturas este mediodía son superiores a 30 grados.
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