"¿Qué quiere Putin?", se pregunta el semanario The Economist en su última portada. No hay nada que indique que el líder ruso quiere una paz inmediata. De hecho, se niega a aceptar un alto el fuego de 30 días, a pesar de la disposición del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, quien ha aceptado también una reunión cara a cara con Putin en Turquía este jueves 15 de mayo. Putin fue quien puso sobre la mesa la negociación directa pero no parece que acepte verse con Zelenski.
Su portavoz, Dmitry Peskov, ha eludido responder a la convocatoria. "Rusia está decidida a buscar formas serias de arreglar el conflicto ucraniano a largo plazo, ha declarado este lunes Peskov.
Cierre de filas europeo
Zelenski y los líderes europeos que le apoyan saben bien que Putin solo busca ganar tiempo. Este sábado se reunieron con Zelenski en Kiev el francés Macron, el británico Starmer, el polaco Tusk y el alemán Merz. Amenazaron a Putin sanciones si no ordenaba a sus soldados parar los ataques durante al menos un mes antes de negociar.
Respondían así a la cumbre de líderes autoritarios que apoyaron a Putin en el Día de la Victoria. Lamentablemente, al venezolano Maduro o al cubano Díaz-Canel se sumó el brasileño Lula da Silva, que demostró su falta de compromiso co los valores democráticos. Vergonzosa fue la asistencia del eslovaco Robert Fico, que se olvida cuando le conviene de los principios europeos.
Incluso consiguieron que el presidente de EEUU, Donald Trump, se sumara a la demanda. Parecía que los líderes europeos y Zelenski habían logrado que Trump se diera cuenta de que solo habrá alguna posibilidad de que Putin ceda es si ve que europeos, americanos y ucranianos presentan un frente unido y sólido.
Putin propone un Estambul 2
Putin reaccionó a medianoche del sábado y sorprendió con la propuesta de una negociación directa de Rusia y Ucrania en Turquía. Las últimas conversaciones se hicieron con la dirección de EEUU. En realidad, lo que se logró es la reanudación de relaciones entre Moscú y Washington, pero ningún avance sobre Ucrania.
Pero el líder ruso sigue negándose a aceptar el alto el fuego como premisa. Primero quiere que se pongan sobre la mesa "las causas del conflicto". El Kremlin siempre busca replantear la guerra como si no fuera el agresor de un país soberano, sino la víctima de la expansión de la OTAN. Incluso el portavoz del Kremlin advirtió a los europeos que Rusia no aceptaba ultimátum, en alusión a la insistencia en que acepte el alto el fuego.
Y de nuevo Trump cayó en la trampa de Putin. El presidente de Estados Unidos insistió en que Zelenski acepte la negociación con Rusia, incluso si no había un alto el fuego previo. A los líderes europeos y a Zelenski les interesa que Trump no se vuelva a entregar a Putin de modo que el líder ucraniano iría a Turquía.
Turquía no es Estado parte del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional: por tanto, no reconoce su autoridad, razón por la cual Vladimir Putin puede viajar allí, a pesar de la orden de detención dictada por el tribunal contra él en marzo de 2023. Además, sigue manteniendo buena relación con Rusia y con Ucrania. Las primeras negociaciones, en marzo y abril de 2022, tuvieron lugar en este país de la OTAN.
Es importante que vuelva a quedar claro, como ya pasó a mediados de abril, que Putin no va a aceptar una paz inmediata, ya que no va a renunciar a tener a Ucrania bajo su control, al estilo de Bielorrusia.
El papel de Trump
Está por ver si la delegación rusa estaría encabezada por Putin. Ahora Trump acaba de decir que si él puede ayudar a que avance la negociación, allí va. No quiere perderse la foto, vamos. Aún cree que la guerra de Putin no es la guerra de Putin sino un conflicto territorial como el que mantienen India y Pakistán por Cachemira. Pero si Trump está dispuesto a ir y Putin elude la cita será otra prueba más de la estrategia dilatoria del líder ruso.
Zelenski, que ha aprendido a tratar con Trump, se apresuró a recordar al dar a conocer el presidente de EEUU su intención de ir a Turquía si fuera necesario, que él fue el primero en pedir un alto el fuego incondicional para que se apuntale así el proceso de la diplomacia, como lo dejó constar en sus redes sociales.
Como señala en su cuenta de X Tatiana Stanovaya, fundadora de R.Politik, "Putin ve una oportunidad de atraer a Ucrania a un proceso de 'Estambul-2', muy parecido a las conversaciones de marzo-abril de 2022, para perseguir los mismos objetivos, incluyendo ahora los nuevos territorios anexionados. Su objetivo es paralizar las entregas de armas occidentales, aprovechar cualquier debilitamiento de la posición de Zelenski y exacerbar la inestabilidad interna de Ucrania... No cree, ni por un momento, que Kiev, en su estado actual, pueda aceptar las condiciones rusas".
Una guerra larga
A diferencia de Trump, los principales líderes europeos están convencidos de que solo terminará la guerra si cae el régimen ruso, ya que Putin sigue sin entender que Ucrania es un país soberano y tiene derecho a integrarse en las estructuras de seguridad que considere que defienden mejor sus intereses. Al contrario, Putin busca debilitar el ejército ucraniano, que ha frenado el avance de los rusos, y frenar la ayuda occidental. No se trata de territorios, sino de mantener a Ucrania en la esfera de influencia rusa.
El ministro polaco Asuntos Exteriores, Radoslaw Sikorski, declaró la semana pasada que, en su opinión, las "guerras coloniales" como la que ahora tiene lugar en Ucrania duran "una década". Es decir, se ha resignado a la perspectiva de que no cabe esperar una paz rápida. En la misma línea, Macron dijo el viernes en Nancy que "el putinismo se basa en conquistas constantes". Así que dejó claro que mientras Rusia sufra una severa derrota en el frente y su economía se derrumbe, no cabe esperar la paz.
Según Stanovaya, "la realidad es que ni Moscú ni Kiev están dispuestos a aceptar una paz duradera, ya que sus posiciones son fundamentalmente irreconciliables. Para llegar a un acuerdo viable, es necesario un cambio interno (en Rusia o Ucrania) o un avance militar, más probable en el caso de Moscú, aunque todavía improbable, y prácticamente imposible en el caso de Ucrania".
A su juicio, "la iniciativa estadounidense de negociar un acuerdo está condenada al fracaso, al menos en este momento. Ningún acuerdo es ahora posible desde un punto de vista realista. Y, por último, ningún nivel de presión externa, incluidas las peores sanciones del mundo alterará la postura de Putin. Su objetivo sigue siendo convertir a Ucrania en un Estado 'amigo', y mientras siga en el poder, continuará luchando o coaccionando la capitulación".
Falta que Trump se dé cuenta de que no hay forma de que Putin acepte una paz que no sea una rendición porque eso sería su sentencia de muerte.
Quien sí está dando muestras de comprender mejor que su antecesor la guerra en Ucrania es León XIV que ha conversado este lunes con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Ha sido el primer líder mundial con quien ha conversado. El domingo el Papa habló de que era necesaria "una paz justa y duradera". Zelenski le ha invitado a Kiev.
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1 Comentarios
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hace 7 horas
«El Kremlin siempre busca replantear la guerra como si no fuera el agresor de un país soberano, sino la víctima de la expansión de la OTAN.»
Tal cual. Esta guerra es el punto final a la estrategia de la Otan (de Estados Unidos concretamente) tras la derrota del comunismo para desestabilizar Rusia y provocar su disgregación.
Fue un error extemporáneo y fallido personificado en la carrera política de Joseph Biden.
Los resultados no han sido muy satisfactorios. Los Estados Unidos tienen, sí, una UE vasalla más débil y dependiente. Trump ha puesto en evidencia una UE enfangada en una grave crisis política y con el culo al aire en materia energética y de defensa, además de la menguante influencia en la política internacional.
Pero Rusia no ha caído y, por el contrario, esta guerra ha servido para fortalecer al adversario que puede disputarle la hegemonía, China.
No lo digo yo. La administración estadounidense, tanto el secretario de Estado Rubio como el propio Trump, admiten sin rubor que esta es una guerra por poderes, proxy, entre dos superpotencias nucleares (que ellos no empezaron, claro).
Una UE ninguneada por Trump, boicotea cualquier posibilidad de acuerdo porque se ha metido en un callejón y no es capaz de encontrar una salida digna y beneficiosa.
La UE indecente y miserable de hoy la simboliza el precipitado vuelo de Macron a Washington (en vísperas de recibir Trump a Zelenski cuando lo de fallida firma sobre las tierras raras) para reclamar la parte alícuota de la UE en los despojos
O esta bajeza del sinvergüenza de Donald Tusk hace unos pocos días:
«Polonia no sólo quiere ser solidaria con Ucrania, sino ganar dinero con ella», ha dicho Tusk, quien argumenta que la agresiva política exterior de Donald Trump obliga a cada país a defenderse y a sacar el máximo rédito económico por su cuenta.»
Si los Estados Unidos tiene realmente la voluntad, la guerra se encaminará a su pronto fin. Ucranianos y rusos dejarán de sufrir y morir y será muy bueno para todo el mundo. Espero que así sea.