El calor del verano hace que muchas personas sucumban a la tentación y caigan en la siesta que, sin duda, puede ser un antídoto reparador para acabar con el cansancio y las altas temperaturas, pero no todas son sanas. Un reciente estudio publicado en la revista Sleep alerta sobre la posibilidad de que ciertos hábitos que caracterizan el sueño diurno tengan que ver con un mayor riesgo de mortalidad entre las personas más mayores. Y el secreto está en cuándo y cómo nos echamos la siesta. Te contamos qué evitar cuando apoyas la cabeza para echarte la siesta este verano si quieres cuidar tu salud.

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Riesgos de las siestas largas e irregulares

Echarse la siesta de manera prolongada o en horarios incorrectos es contraproducente; las siestas que se realizan durante un periodo superior a 30 minutos o que se repiten a lo largo del día aumentan la mortalidad incluso en personas sanas; una mayor variabilidad en la duración de las siestas (no hacerlas en la misma hora) está asociada a efectos perjudiciales sobre la salud cardiovascular en general.

Horarios peligrosos para dormir

Los investigadores, tras examinar los hábitos de siesta de unas 86.000 personas, hallaron que dormir entre las 13:00 y las 17:00 horas se asocia con un riesgo incrementado para la salud. Curiosamente, estos momentos suelen coincidir con los momentos de siesta más propios del verano. El cuerpo humano mantiene un ritmo circadiano natural, razón por la cual interrumpir ese ritmo circadiano a partir de siestas se puede traducir en una descoordinación de nuestro reloj interno.

Cómo hacer una siesta saludable en verano

La duración ideal para recargar energía

Todos los expertos en medicina del sueño afirman que las siestas tienen que limitarse a un máximo de 20-30 minutos. Una breve siesta de este estilo ayuda a mejorar la concentración y también el estado de ánimo o el rendimiento sin presentar somnolencia una vez finalizada. Dormir más de la cuenta puede provocar inercia del sueño, una sensación de aturdimiento que cuesta mucho desplazarse y afecta la productividad del resto del día.

El mejor momento para echarse la siesta

La mejor opción para echarse la siesta es justo después de las comidas más importantes, y en esta investigación se observa que esta franja horaria ideal se sitúa entre las doce y media y las dos. Además, se produce una caída natural de energía en el cuerpo. De hecho, coincide con el momento del día en el que no afectaría al sueño nocturno como lo suele hacer un descanso en un momento que se aproxima demasiado a las horas de dormir, ya que en ese momento pasaría a alterar los ciclos del sueño y podría dificultar dormir de noche, especialmente en las calurosas noches del verano.

Lo que debes evitar en tu siesta veraniega

La calidad de la siesta depende también del ambiente. Evita lugares muy luminosos, ruidosos o con temperaturas extremas. Dormir en situaciones excesivamente cálidas puede incrementar el estrés térmico del cuerpo. Lo mejor es hacerlo en un lugar fresco, oscuro y silencioso, propiciando así un breve y reparador descanso.

Evita la siesta si tienes problemas de sueño nocturno

Si padeces insomnio o enfrentas problemas para dormir por la noches, prescindir de la siesta puede serte útil para regular el ciclo circadiano. En estos casos el dormir de día puede agravar el inconveniente. De este modo, opta por practicar la relajación, la meditación o dar un paseo ligero después de comer.

Para concluir, la siesta puede resultar un gran aliado para tu salud durante el verano, siempre que te atengas a los límites y la hora adecuada. Pero no la alargues en exceso, ni alteres tu rutina, y escucha constantemente los mensajes que te envía tu cuerpo. Dormir bien es algo más que hacer una buena siesta: es también una importante manera de invertir tu salud a largo plazo.

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