"Los israelíes hacen ahora en Gaza lo que les hicieron aquí a los judíos". La reflexión de un obrero polaco ocupado en la rehabilitación de tres casas del antiguo gueto de Varsovia da qué pensar. En Polonia se ejecutó el Holocausto: unos tres millones de judíos polacos fueron asesinados por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Pero también aquí es donde se ven grupos de israelíes en peregrinación a la tierra de sus ancestros, como retrata el Museo Polin, en donde se narra cómo transcurría su vida en paz y armonía durante mil años en Polonia.
Es llamativo que el pueblo llano en Polonia, un país que ha mantenido excelentes relaciones con Israel, y que a la vez reconocía Palestina desde hace décadas por su pasado en la órbita soviética, relacione el gueto de Varsovia con Gaza. Israel, un país próspero donde se había asentado la única democracia en Oriente Próximo, corre el riesgo de convertirse en un paria a la altura de Rusia o Irán.
Las escenas de muerte, devastación y hambruna en Gaza han sacudido a la opinión pública internacional, especialmente a los jóvenes. Los israelíes mantienen muy viva la masacre que sufrieron el 7 de octubre de 2023. Fue su 11 de Septiembre. Los terroristas de Hamás sembraron el pánico y la muerte en Israel: 1.189 personas fueron asesinadas. Otras 251 fueron secuestradas y trasladadas a Gaza. Con ellas los terroristas pretendían extorsionar al Estado de Israel. Aún tienen en su poder a 59 rehenes, pero solo 24 siguen vivos.
Sin embargo, las recientes imágenes de la hambruna de los gazatíes, bloqueados por el Gobierno de Israel tras fracasar los últimos intentos de acuerdos con Hamás sobre las últimas liberaciones, son ahora la constante en la mayoría de los medios de comunicación, a pesar de la censura impuesta por Israel, que no permite la entrada a los periodistas internacionales a Gaza. Son los palestinos los que difunden las imágenes. La agencia France Presse informó recientemente que sus personal estaba pasando hambre.
Incluso el propio Donald Trump, firme aliado de Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, ha reconocido que efectivamente por lo que ha visto en televisión los gazatíes están en pésimas condiciones. Su enviado Steve Witkoff acaba de visitar Israel y estuvo en un punto de distribución de alimentos.
Las matemáticas del hambre
Desde que empezó la guerra, en respuesta a la masacre del 7O, han muerto de hambre y malnutrición 130 personas, según las autoridades sanitarias de Gaza. Más de 1.000 personas han muerto en ataques israelíes desde fines de mayo cuando buscaban ayuda alimentaria en puestos de la controvertida Fundación Humanitaria de Gaza, que reemplazó a la ONU en esta misión por imposición de Israel.
Una de cada tres personas lleva días sin comer, según el programa alimentario de la ONU en Gaza. Alrededor de 100.000 mujeres y niños sufren malnutrición grave en Gaza y necesitan atención médica inmediata, según la ONU. Médicos Sin Fronteras afirma que el 25 % de las mujeres embarazadas y los niños de entre seis meses y cinco años a los que ha podido examinar en Gaza sufren malnutrición.
Más de 62.000 palestinos han muerto como consecuencia de una guerra que Netanyahu aún no da por concluida. Es cierto que si Hamás liberase a los rehenes dejaría sin argumentos a Netanyahu para continuar. El último video difundido por los terroristas los retrata fielmente. Para denunciar la hambruna que padecen los gazatíes utilizan la imagen de uno de los rehenes Evyattar David, un joven músico de 21 años, en los huesos, para denunciar: "Comen lo que nosotros comemos".
Demuestran así el maltrato que sufren los secuestrados pero culpabilizan a los dirigentes israelíes, los mismos a los que acusan de utilizar el hambre como arma de guerra. Es una narrativa arriesgada pero les funciona. Israel ha aprovechado para insistir en que es Hamás quien tortura y que además presume de ello.
Caos y muerte en el reparto de la ayuda
Pero la batalla de las narrativas la está perdiendo Israel en gran parte porque ejerce la censura y no permite que se informe sobre el terreno sobre cómo se ella a cabo el reparto de la ayuda ahora, a cargo de una organización que supervisa el Gobierno israelí, en puntos concretos en el sur, donde se ven obligados a desplazarse los gazatíes. Varios países, entre ellos España, han enviado ayuda aérea, pero las necesidades de los dos millones de gazatíes son imposibles de cubrir con lanzamientos de paquetes desde el aire.
El caos a la hora de facilitar la ayuda, que ha llevado a que mueran gazatíes por fuego israelí cuando pretendían conseguir alimentos, ha removido a los ciudadanos de países nada sospechosos de antisemitismo como Estados Unidos. Cada vez más artistas internacionales piden el fin de la guerra y reclaman ayuda para Gaza. En España Rosalía ha tenido que justificarse por no haber sido más explícita en su denuncia de la situación en la Franja.
"Durante mucho tiempo, Israel pensó que con las alusiones al antisemitismo y el Holocausto bastaría. Pero el espíritu de la época está cambiando, y el intento israelí de indignación funciona con un grupo cada vez más reducido", señala Daniel Levy, presidente del U.S./Middle East Project, en The New York Times.
Los jóvenes, los más críticos
Las encuestas de opinión reflejan este cambio. Alrededor del 53% de los adultos estadounidenses expresan ahora una opinión desfavorable sobre Israel, frente al 42 % antes del ataque de Hamás, según una encuesta de Pew Research. Hay un 19% de adultos ahora con una opinión muy desfavorable, nueve puntos más que en 2022.
En otra encuesta de junio en 20 de los 24 países encuestados, la mitad o más de los adultos tenían una opinión desfavorable de Israel. Alrededor de tres cuartas partes o más opinan así en Australia, Grecia, Indonesia, Japón, Países Bajos, España, Suecia y Turquía. Las cifras son más altas entre los jóvenes, y una de las mayores diferencias entre jóvenes y mayores se da en Estados Unidos.
Y lo más preocupante es que aquellos que en otros momentos no se inmiscuían, o eran neutrales, ahora son críticos con Israel. Sería el caso del obrero del gueto de Varsovia.
Señales desde los gobiernos europeos
Este giro de la opinión pública internacional daña la imagen de un país que se ha ganado a pulso su puesto en la economía internacional, sobre todo en el sector de la tecnología. El llamamiento al boicot a la venta de armas a Israel puede pasar a otros productos.
En España el Gobierno asegura que ha dejado de comprar y vender armas a Israel, pero los partidos a su izquierda piden que vaya más allá y rompa relaciones. España presiona en la UE para que se revise el Acuerdo de Asociación UE-Israel, pero hasta ahora Alemania lidera el rechazo a esta medida.
Sin embargo, los gobiernos europeos están lanzando señales a Israel que indican que su crédito se agota. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha anunciado que en la Asamblea de la ONU va a hacer oficial el reconocimiento de Palestina. El primer ministro de Canadá, Mark Carney, ha dicho que su país hará lo mismo. Y el premier británico, Keir Starmer, asegura que Reino Unido lo hará "a menos que el gobierno de Israel tome medidas sustantivas para poner fin a la terrible situación en Gaza, alcance un alto el fuego, deje claro que no habrá anexión en Cisjordania y se comprometa a un proceso de paz a largo plazo que ofrezca una solución de dos Estados".
Es un paso simbólico, que han dado 147 naciones pero si Francia y Reino Unido finalmente lo hacen, dejarán solo a Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Algo se mueve en Alemania
En Europa se daría un movimiento tectónico si Alemania diera el paso. Hay señales de que algo se mueve en Berlín. Alemania está comprometida por su historia (los nazis ejecutaron el Holocausto y tras la Segunda Guerra Mundial la nación alemana se obligó a defender el Estado de Israel). Sin embargo, los socialdemócratas y parte de la oposición están empezando a cuestionar esta fe hasta ahora inquebrantable en Israel.
"Una cosa está clara para nosotros: la situación allí (en Gaza) es inaceptable y es preciso ponerle fin lo antes posible", ha dicho el canciller Friedrich Merz. A principios de esta semana ya dijo que su Ejecutivo se reservaba la posibilidad de tomar "decisiones" si Israel no reaccionaba a los llamamientos internacionales para dejar entrar ayuda humanitaria a la Franja y declarar un alto el fuego.
Merz subraya que Hamás está en el origen del conflicto y que todo acabaría si liberara a los rehenes. "Pero mientras dure, tiene que estar garantizado al menos un mínimo de ayuda, atención médica y también ayuda alimentaria, para la población, y en ese sentido Israel tiene por supuesto también un alto grado de responsabilidad propia”, remarcó el canciller. El ministro alemán de Exteriores, Johann Wadepuhl, acaba de volver de Israel y sus impresiones serán cruciales.
Lo cierto es que al Gobierno israelí le preocupa sobre todo seguir contando con el amigo americano y de momento Donald Trump sigue a su lado, aunque tiene una agenda interna cada vez más complicada.
Israel en manos de los más extremistas
La reacción de Israel con sus críticos suele terminar en acusaciones de antisemitismo, e incluso de apoyar el terrorismo. Hay cada vez menos autocrítica en un Gobierno de extrema derecha y con peso de los ultrarreligiosos. "Para la extrema derecha, la conquista de Gaza, con el objetivo de restaurar los asentamientos israelíes allí, es un santo grial, una causa que solo se queda corta con respecto a la anexión de Cisjordania. Sacrificar un acuerdo comercial o la cooperación en materia de investigación con Europa bien vale la pena. En lugar de restar importancia al desastre humanitario en Gaza, se regodean en sus promesas de arrasar el enclave, expulsar a sus habitantes y negarles alimentos y medicinas", señala David Rosenberg, columnista de Haaretz, en Foreign Policy.
"No está claro cuál es la postura del propio Netanyahu respecto a esta ideología de Make Israel Great Again. Tradicionalmente, ha sido un pragmático que solía saber hasta dónde podía poner a prueba la paciencia de los amigos de Israel. Hoy, sin embargo, es prisionero de sus socios extremistas de coalición, a quienes teme que derriben su Gobierno y tal vez pongan fin a su carrera política. Para él, permanecer en el poder es el santo grial", añade Rosenberg.
Lo que podría cambiar el rumbo de Israel sería que cayera el Gobierno de Netanyahu. Las encuestas entre los votantes indican que, si se celebraran elecciones ahora, sería sustituido por una coalición más moderada. "Pero Netanyahu y sus aliados están decididos a mantenerse en el poder todo el tiempo que sea posible. Si se salen con la suya, la trayectoria descendente de la posición internacional de Israel podría ser irreversible, incluso con un liderazgo más moderado", concluye Rosenberg.
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2 Comentarios
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hace 2 minutos
Solo se puede llegar a entender el comportamiento del Gobierno Israelí, por lo menos un mínimo, con su cuestionado presidente Netanyahu a la cabeza, que consideren a Gaza y a Hamás, una misma cosa.
hace 13 horas
Y toda la p*** izquierda europea apoyando al yihadismo.