Satisfacción en Moncloa. El presidente apostó por convertir la masacre de Gaza en el tema prioritario de la agenda política y, hasta el momento, lo ha conseguido. Sorprendió Pedro Sánchez con una declaración institucional el lunes 8 de septiembre a las nueve de la mañana para anunciar la aprobación urgente de un decreto para suspender la venta de armas a Israel. Luego vinieron las declaraciones de sus ministros sobre la conveniencia de la retirada del equipo israelí de la Vuelta a España. El domingo, grupos pro palestinos interrumpieron la etapa final de la Vuelta y Sánchez, en la reunión del lunes del Grupo Parlamentario Socialista, se apuntó el tanto como si fuera suyo.

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La maquinaria mediática también ha funcionado como un reloj. RTVE se ha convertido en el mejor ejemplo de una televisión pública al servicio del gobierno. No ha bastado con la inmersión monotemática de las tertulias, sino que el presidente de la corporación, José Pablo López, ha impulsado la decisión de que RTVE se retire de Eurovisión si Israel participa en el concurso, cosa que probablemente suceda ya que es una empresa israelí su principal patrocinador. Desde luego, yo no derramaré una lágrima por la ausencia de España de esa exhibición multinacional hortera.

En resumen, los días en los que el Supremo ha decidido sentar en el banquillo al Fiscal General del Estado; cuando Begoña Gómez tuvo que declarar ante el juez Peinado sobre un posible delito de malversación, y Carolina Perles contaba con detalle algunos de los episodios más oscuros de las actividades de su ex marido, José Luis Ábalos, la mayoría de los medios han llevado a sus portadas la lucha del pueblo palestino contra la invasión del ejército israelí.

La apelación a la dignidad del pueblo de España como abanderado de la lucha por los derechos humanos a la que los dirigentes del PSOE hacen referencia como si fuera algo que les debemos a ellos, es tan impostada como la urgencia de suspender el envío de armas a Israel, que se ha retrasado, como mínimo, otra semana.

El Gobierno se apunta a la algarada callejera y muchos votantes socialistas ya no se reconocen en este PSOE

Ahora todos esos ministros y dirigentes repiten como papagayos al argumento simplón de que hay que "estar en el lado correcto de la historia". Es una afirmación tan estúpida como decir que leer no te hace mejor persona. Seguro que en la Alemania de los años 30 muchos alemanes creían que apostar por Hitler era situarse en el lado correcto de la historia. Como ahora mismo, cientos de millones de chinos pensarán que estar en el lado correcto de la historia es respaldar la política antidemocrática del Partido Comunista de Xi Jinping. ¿O acaso no piensan que Putin está en el lado correcto de la historia una mayoría de rusos?

Este Gobierno que presume de apoyar a la población indefensa de Gaza se ha olvidado de defender al pueblo saharaui, lo que había sido una de las señas de identidad del PSOE hasta que Sánchez decidió que ceder la soberanía de la ex colonia a Marruecos también era situarse del lado correcto de la historia.

La operación mediática les ha salido bien, hay que reconocerlo, pero yo rebajaría un poco el triunfalismo. Hace un par de días decía en un tuit Pablo Iglesias: "La desobediencia paró La Vuelta, no el Gobierno". Y tenía razón. ¿Llamó Sánchez a parar La Vuelta? ¿Lo hizo el PSOE? No. Lo hicieron Irene Montero, Ione Belarra y otros dirigentes de Podemos. Como también lo hizo Bildu.

Las declaraciones hechas a posteriori, de las que son un claro ejemplo las patochadas del delegado del Gobierno, Francisco Martín, alabando al pueblo de Madrid por la movilización que logró "parar una carrera ciclista", son la prueba más evidente de esa apropiación indebida que ha hecho el Gobierno de un boicot que no ha sido suyo, sino de la extrema izquierda. Lógico que se enfade Pablo Iglesias.

El peligro que tiene ese acaparamiento de todo lo que puede opacar los casos de corrupción que afectan al presidente es que se está dando alas a una izquierda que ya hace años había perdido el control de la calle. Dudo que hubiera muchos votantes del PSOE tirando vallas el domingo en Atocha o en la Gran Vía. Dudo que muchos votantes socialistas, aficionados al ciclismo, hayan visto con agrado las imágenes del domingo.

El PSOE de Rubalcaba tuvo mucho cuidado de alentar las protestas del 15-M. No se enfrentó a la gente y permitió que la Puerta del Sol se convirtiera en su campamento oficial durante días, renunciando a que la Policía irrumpiera a palos en la plaza, pero tampoco les felicitó, ni se subió al carro de lo que entendía era un movimiento esencialmente antipolítico. El PSOE de Sánchez ha decidido apuntarse a la algarada callejera, compitiendo con Podemos y Sumar en demagogia.

Creo que, a medio plazo, este giro callejero de Sánchez va a ser perjudicial para las expectativas del PSOE. Podrá robarle algunos votos a Sumar o a Podemos, pero muchos votantes socialistas sensatos se tentarán la ropa antes de alimentar esta versión insólita e irreconocible de su partido.

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