El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la universidad técnica más prestigiosa del mundo, se ha convertido en la primera en rechazar formalmente una propuesta de la administración Trump que ofrecía ventajas de financiación a cambio de aceptar una serie de condiciones políticas y académicas. El acuerdo, bautizado como Compact for Academic Excellence in Higher Education, fue remitido por el Departamento de Educación a nueve instituciones de élite con el objetivo de "proteger las voces conservadoras" y "restaurar la excelencia académica".
El texto exigía a las universidades comprometerse, entre otros puntos, a limitar la matriculación de estudiantes internacionales, congelar las tasas de matrícula durante cinco años y ceñirse a definiciones oficiales de género. También prohibía cualquier actividad que pudiera "menospreciar" las ideas conservadoras.
En una carta dirigida a la secretaria de Educación, Linda McMahon, la presidenta del MIT, Sally Kornbluth, ha comunicado este viernes su negativa a firmar el acuerdo y ha advertido de que su contenido "restringiría la libertad de expresión y la independencia institucional". Kornbluth recordó que el MIT ya cumple voluntariamente muchas de las medidas citadas en el documento –como el mérito académico, la admisión sin preferencias familiares o el compromiso con la excelencia científica–, pero subrayó que el principio central del pacto "es incompatible con nuestra convicción de que la financiación científica debe basarse únicamente en el mérito".
En defensa de la libertad académica
"El liderazgo de Estados Unidos en ciencia e innovación depende del pensamiento independiente y de la competencia abierta por la excelencia", escribe Kornbluth. "En ese mercado libre de ideas, el MIT compite con los mejores, sin preferencias. Por ello, con respeto, no podemos apoyar el enfoque propuesto".
Una portavoz de la Casa Blanca, Liz Huston, explicó en un comunicado que "las universidades que rechacen esta oportunidad única para transformar la educación superior no sirven a sus estudiantes ni a sus padres, sino que se rinden ante burócratas radicales de izquierdas".
El Gobierno ha dado de plazo hasta el 20 de octubre para que las nueve universidades respondan. Además del MIT, el documento se ha remitido a las universidades de Arizona, Brown, Dartmouth, Pensilvania, Texas, California del Sur, Vanderbilt y Virginia. Mientras algunas, como Brown o Pensilvania, han emitido comunicados prudentes, otras, como Texas, han mostrado entusiasmo ante la iniciativa.
El rechazo del MIT sitúa al instituto de Cambridge en el centro de un debate creciente sobre la autonomía de la investigación frente a las presiones políticas. Kornbluth recuerda en su carta que la colaboración entre el Gobierno estadounidense y las universidades "ha sido durante ocho décadas una fuente de prosperidad, competitividad y seguridad para el país", pero advirtió de que esa alianza "solo puede mantenerse si se preserva la libertad académica".
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