La misma sensación se repite tras muchas comidas, el organismo va cediendo, la cabeza pierde agilidad y el cansancio se va dando incluso tras platos que pueden parecer equilibrados. Esta respuesta no es casual, hay detrás un fenómeno que cada vez es más habitual, las oscilaciones bruscas de glucosa que van drenando la energía del organismo y con ello, alterando el equilibrio interno del organismo. Conocerla permite recuperar la vitalidad y corregir hábitos que, aunque en apariencia pueden ser de los más saludables, propician dicho cansancio inmediato tras las comidas.
Cansancio después de comer
El organismo reacciona de forma rápida y fulgurante en el momento en el que el organismo tiene más azúcar del que necesita. La glucosa se eleva y el cuerpo humano actúa liberando insulina para equilibrarla. Este descenso posterior puede ser tan escalofriante que se traduce en somnolencia e incapacidad de atención poco después de la comida. Este vaivén desgasta al organismo, aumenta la sensación de hambre repentina y predispone a la irritabilidad. Por un momento parece que la energía vuelva a elevarse, pero desciende con la misma celeridad.
El impacto metabólico de la glucosa
La repetición diaria de estos cúmulos y descensos del metabolismo provoca un descontrol metabólico. El hecho de que el cuerpo almacene más grasa, presente inflamaciones crónicas o que el riesgo de dar lugar a resistencia a la insulina aumente, acaba por incrementar el riesgo de padecer trastornos metabólicos. Aunque muchas personas se alimentan correctamente o practican deporte, siguen padeciendo estos picos y bajadas sin saber de dónde proceden.
Hábitos que parecen sanos
La fruta también contiene vitaminas, fibra, y es rica en fructosa. Si se come en exceso, entonces, sin duda, se disparará la glucosa y se incrementarán los triglicéridos. Y si en nuestra alimentación se incluyen también los zumos y smoothies de frutas, entonces, esto condicionará su consumo, ya que estos se convierten en facilitadores de este efecto, pues concentran el azúcar y no tienen fibra que frene la absorción de azúcar, de tal modo que se genera un primer pico en la glucosa en un momento en el que, ya el cuerpo, tiene niveles más altos, estos por su propio ritmo biológico.
Productos sin grasa y otros aliados
Numerosos yogures bajos en grasa hacen un reemplazo de la grasa por unas grandes cantidades de azúcar, lo que hace que tras la ingesta el aumento de la glucosa sea elevado. Los batidos de energía dan la sensación de facilitar el rendimiento, pero contienen carbohidratos en cantidades suficientes como para provocar un aumento de la glucosa intenso que posteriormente genera un bajón. Esa sincronización de euforia inicial y vacío, hace que el proceso se repita cíclicamente.
Cómo evitar la fatiga tras las comidas
Desde primera hora de la mañana el cuerpo pide estabilidad, nada de azúcares. Un desayuno bajo en azúcares y rico en proteínas y grasas, provoca una liberación de energía de manera constante, sin ocasionar picos en la glucosa. Esta combinación optimiza la concentración, controla el apetito e impide el cansancio inmediato.
Glucosa en equilibrio
Preferir la alimentación con una menor dosis de azúcar, incrementar la cantidad de verduras preferidas, elegir comidas que llenen bastante el estómago resulta útil para evadir el ciclo de los niveles de energía conservados. Mantener la regularidad en los horarios, seleccionar comidas de fácil preparación hacen que el organismo trabaje con mayor estabilidad. Con pequeñas modificaciones, el organismo no reacciona con el sueño y el ritmo es más regular durante todo el día.
Este reajuste de los hábitos de vida diarios disminuye el cansancio, mejora el estado de bienestar y frena la aparición de enfermedades metabólicas que avanzan silente.
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