Señoras y señores, los Reyes Magos se han adelantado con un regalo que muchos televidentes llevaban años pidiendo en sus cartas. Los deseos, a veces, se hacen realidad. Filmin recupera desde este martes 16 de diciembre y hasta nuevo aviso –en principio, hasta el año 2030– los 76 episodios distribuidos en 5 temporadas de la serie Friday Night Lights. Qué bien sienta escribir estas tres palabras; cuatro en español: luces de viernes noche. En inglés suena mejor. El título hace referencia a la cita semanal que tienen todos sus personajes con el fútbol americano.

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No se asusten ni abandonen a mitad del primer episodio; el de Friday Night Lights tiene además un giro de guion, realista, que desarma a cualquiera. En la tradición de la mejor ficción contemporánea (he ahí Industry, sobre un banco de inversiones, o Halt and Catch Fire, sobre la revolución informática en los años 80), no hace falta estar familiarizado con este deporte tan 'americano'. Aunque lejano para el público español, son extrapolables las gestas y las derrotas de este equipo de un instituto en un pueblo de Texas. Se hacen llamar 'panteras' (luego llegarán los 'leones', pero esa es otra historia) y cada jugador es de su padre y de su madre. ¿Se acuerdan de aquella serie española llamada Pelotas?

Drama deportivo, adolescente, familiar... Friday Night Lights llegó en otoño de 2006 a la parrilla del canal de televisión estadounidense NBC (Urgencias, El ala oeste de la Casa Blanca). Aquellas siglas, durante una época, eran sinónimo de ficción buena y adulta, sobre todo a las diez de la noche, hora en que los niños ya estaban en la cama.

La serie favorita de la crítica televisiva

Friday Night Lights se presentó en sociedad con un contundente 'piloto' en el que sus autores, Peter Berg y Jason Katims, dibujaban las líneas maestras de una serie que, a pesar de las bajas audiencias, una segunda temporada para olvidar (pueden saltársela; los guionistas también hicieron borrón y cuenta nueva) y la huelga de guionistas en 2008, duró hasta 2011. Aquel último año, el guionista Jason Katims y el actor Kyle Chandler ganaron muy merecidamente el premio Emmy. La Academia de Televisión estadounidense solía acordarse de este tipo de series, ojito derecho de la crítica televisiva, en su último año. Ocurrió, por ejemplo, con The Americans, drama marital de espías.

En esta ocasión, el fervor de la crítica televisiva estadounidense hacia Friday Night Lights garantizó su supervivencia en un hábitat todavía sin plataformas (Netflix, Prime Video, Disney+, HBO Max) en el que muy pocas series podían subsistir con cifras modestas de seguidores. En esta ecuación entró el canal por satélite Direct TV, que resucitó dos memorables series de televisión tras su pronta cancelación. He ahí el drama deportivo Friday Night Lights, ya en Filmin, y el thriller legal Damages (Daños y perjuicios).

De una primera temporada de 22 episodios a una tercera, cuarta y quinta de 13

Al final, a pesar del tropiezo creativo en su segundo año, Friday Night Lights hizo de la necesidad su mayor virtud. Tras una primera y mayúscula temporada de 22 episodios y una secuela que erróneamente potenció el melodrama juvenil, la serie bajó el listón, a partir del tercer año, con temporadas de 'sólo' 13 entregas, un número que por aquel entonces sólo manejaba la televisión por cable, acostumbrada a series de autor. O sea, la ficción premium. Hasta se llevó un prestigioso premio Peabody.

Digamos que en las 5 temporadas de Friday Night Lights, el 'personaje' titular de la serie es el pueblo ficticio, Dillon (Texas), donde transcurre la acción.

Pero estaríamos faltando a la verdad, pues los verdaderos protagonistas de Friday Night Lights son el matrimonio Taylor: un buen hombre y malhumorado entrenador de fútbol (Kyle Chandler) y su esposa (Connie Britton), siempre al quite en lo personal y lo profesional. Tienen una hija adolescente que, por supuesto, mantendrá una relación sentimental con unos de los jugadores.

Friday Night Lights, una serie sobre adolescentes que se gradúan a tiempo, van a la universidad y vuelven a casa por navidad

Sorprendentemente, al tratarse de una serie adulta con personajes adolescentes en sus últimos años de instituto, hay un acertado trasvase de generaciones. No hay repetidores, como en Sensación de vivir. Aquí, la universidad llega para casi todos ellos, lo que supone su mudanza de Dillon. Gracias a la duración de la serie, los guionistas recurren hábil y puntualmente a viejos personajes que interactúan con los nuevos.

Si en las primeras temporadas de Friday Night Lights, intérpretes ahora archiconocidos como Jesse Plemons (Bugonia, Fargo) y Taylor Kitsch (La lista terminal) interpretan a estos chavales que se juegan su futuro, su pellejo y el de sus familias, con el fútbol americano. En las últimas temporadas, las mejores, Michael B. Jordan (Creed, Black Panther, Sinners) y Jurnee Smollett (Lovecraft Country) cogen el relevo como adolescentes atribulados. Más allá de la competición deportiva, son las historias personales de sus personajes, el día a día, las que coronan a Friday Night Lights como una de las mejores series del siglo XXI. Si se animan a verla en versión original, estas palabras serán mágicas: Clear eyes, full hearts, can't lose.

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