La antología es, sin lugar a dudas, el gran formato de la ficción seriada en los últimos tiempos. He ahí American Horror Story, cuyo título no engaña a nadie. Su primera temporada, hace ya catorce años, contribuyó a la explosión de este género que propone una nueva historia con nuevos personajes en cada temporada o episodio. El principal responsable de este fenómeno no es otro que Ryan Murphy, productor de televisión y culpable de la serie de abogadas con Kim Kardashian. O de Monstruos, la antología de Netflix que explora en cada tanda la figura de uno o varios asesinos.

PUBLICIDAD

Lo que en principio iba a ser una primera y única temporada sobre Jeffrey Dahmer se transformó en una exitosa pero cuestionada franquicia. Los hermanos Menéndez y Ed Gein fueron los siguientes en pasar por el filtro de Ryan Murphy; la siguiente será Lizzie Borden.

Bajo su sello lanzó luego American Crime Story (con O.J. Simpson, Gianni Versace y Monica Lewinsky como titulares) y Feud, cuya primera y mejor temporada reproduce la rivalidad entre las actrices Bette Davies y Joan Crawford. No causó tanto furor la secuela sobre Truman Capote y sus 'cisnes'. Pero la antología por antonomasia es American Horror Story, cuya decimotercera temporada arrancará su grabación en 2026. A saber qué se inventan.

Desde su estreno en 2011, cadenas y plataformas han recurrido nuevamente a la antología, un viejo molde de clásicos modernos como La dimensión desconocida, Historias para no dormir e incluso Black Mirror. Es además un formato que, si funciona, garantiza que el público ya esté familiarizado con la premisa, y que intérpretes de primera división acepten participar.

He ahí The White Lotus, en HBO; cada temporada transcurre en una exótica ubicación diferente y cuenta con un grupo de huéspedes y trabajadores diferente. O True detective, también en HBO, cuya última temporada con Jodie Foster revitalizó una saga policiaca que arrancó en 2014. En ambos casos, el plan no era hacer secuelas independientes. Su éxito de audiencia les hizo cambiar de opinión.

Fargo, del cine a la televisión

Ojo, no es oro todo lo que reluce. Pero si hay una antología contemporánea que reina en esta categoría es Fargo con mezcolanza de crímenes y humor negro. Fargo no tiene temporada mala y ya van cinco. Si FX dio carta blanca a Ryan Murphy, con quien había hecho A golpe de bisturí, para hacer una serie de terror; el mismo canal confió en Noah Hawley para adaptar a televisión la película de los hermanos Coen, esta vez con Billy Bob Thornton, Allison Tolman, Colin Hanks y Martin Freeman.

El mismo año en que HBO estrenó True detective, FX lanzó Fargo, cuyo éxito de crítica y público le garantizó una segunda temporada. Para aquella secuela (2015), Noah Hawley tuvo que empezar de cero y sorprendentemente se marcó un triple. En aquella ocasión, la acción retrocedió a finales de los años setenta con un elenco de infarto: Kirsten Dunst, Patrick Wilson, Jesse Plemons, Jean Smart y Ted Danson.

Era casi imposible superarse, así que la tercera temporada, con Ewan McGregor por partida doble, y la cuarta y más floja cumplieron su cometido. Tras tres años en barbecho, Fargo volvió con una quinta temporada sensacional. La acción transcurre a finales de 2019 y cuenta con Jon Hamm (Mad Men), Juno Temple (Ted Lasso) y Jennifer Jason Leigh, que no necesita presentación.

Y a partir de este jueves 18 de diciembre, Netflix incorpora al catálogo español todas las temporadas de Fargo, que también están disponibles en Movistar Plus+ y HBO.

PUBLICIDAD