En los últimos 15 años, las mutuas han hecho una contribución a la Seguridad Social semejante a dos años y medio de cotizaciones laborales por accidentes de trabajo. Un desembolso que supone un ahorro importante para la propia TGSS.

En estos tres lustros (hasta 2018), las aportaciones a los Fondos de la Seguridad Social fueron de 12.826,9 millones de euros dedicados al Fondo de Reserva de la Seguridad Social (1.467.9 millones), al Fondo de Contingencias Profesionales (10.407,4 millones) y a la Reserva de la Estabilización por Cese de Actividad (951,6 millones).

Sólo en 2018 esas cifras fueron de 292,9 millones, que se dividieron entre el Fondo de Contingencias Profesionales y la Reserva por Cese de Actividad. En ese año no hubo aportaciones al Fondo de Reserva.

Ahorro total

El ahorro total que supuso, durante el año pasado, la gestión que realizan las mutuas fue de 8.349 millones, según datos aportados por la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo. De ellos, 3.638,8 millones resultaron de las gestiones de Contingencias Profesionales; gracias a la reducción de tiempos de espera en pruebas e intervenciones quirúrgicas, unas tarifas sanitarias más reducidas y gracias también a la realización de actividades preventivas. Estas ayudan a la disminución de los accidentes de trabajo así como de las enfermedades profesionales.

Los otros 4.710,2 millones de ahorro pertenecen a las gestiones de Contingencias Comunes. De nuevo la reducción de tiempos de espera y la reducción de tarifas aparecen como claves en este caso. Además, consiguen tiempos de baja más reducidos, que se traducen en menos complementos a pagar por las empresas y en cotizaciones adicionales, que crean mayor competitividad.

Además, las mutuas colaboran con otro tipo de prestaciones económicas como la dirigida a mujeres embarazadas, la que ofrecen a padres o madres que tienen que cuidar a hijos con enfermedades graves o la destinada a los trabajadores por cuenta propia que cesen su actividad.

En el caso de las mujeres embarazadas, está destinada aquellas que no pueden realizar su trabajo por riesgo (incluyendo también la lactancia). Para esta han destinado 355,6 millones y se han podido beneficiar 81.007 mujeres.

Las cifras para las otras dos prestaciones son menores, pero también relevantes. En el caso del cuidado de hijos con enfermedades graves ha habido 3.068 beneficiarios y las mutuas han aportado 84,2 millones. Para el cese de actividad de autónomos han aportado 11 millones y han podido disfrutar la prestación 1.474 personas.

Más y nuevas medidas de las mutuas

Ahora las mutuas quieren ir más allá y, según los números que barajan, esto podría aumentar el ahorro a la Seguridad Social desde los ocho millones actuales hasta superar los trece. Para ello proponen una serie de medidas a incluir en su normativa.

De esta forma, piden que aumente su autonomía de gestión y presupuestaria. También que se les permita dar el alta en, al menos, algunas contingencias comunes como pueden ser las psiquiátricas o las relacionadas con la traumatología, así como poder prestar ellas la propia atención sanitaria.

Además, quieren que exista una mayor colaboración entre todos los implicados (Entidades Gestoras de la SS, Servicios Públicos de Salud y las propias mutuas) para mejorar las gestiones por las contingencias comunes de los trabajadores.

Por último, destinar un 3% de las cuotas percibidas por contingencias profesionales para organizar actividades preventivas contra la siniestralidad laboral, poniendo especial énfasis en aquellas empresas con más accidentes al cabo del año.