El Real Madrid y el Manchester City se han dejado todo en un monumento al fútbol que, a su vez, deja todo por decidir para un partido de vuelta de cuartos de final de Champions trepidante en Reino Unido.

El reloj no marcaba los dos minutos cuando el Real Madrid ya había recibido dos mazazos: el primero, la tarjeta a Tchouameni que le impedirá jugar la vuelta; el segundo, un directo al mentón obra de Bernardo Silva. El portugués aprovechó la falta realizada por el francés, hoy central, para sorprender a Lunin con un lanzamiento directo desde la larga distancia y adelantó al Manchester City en el Santiago Bernabéu.

Las revoluciones en el coliseo blanco, que se había engalanado con la misión de infundir todo el miedo escénico posible al vigente campeón, cayeron en picado. El gol de Bernardo mataba esos 15 o 20 minutos mágicos con los que uno siempre sueña en un partido de Champions como local.

El City salió al Bernabéu con una tranquilidad impactante que chocaba con un nerviosismo poco habitual en los blancos. A los seis minutos, Haaland hizo suspirar a los madridistas con un tiro muy cercano que repuso la confianza de un Lunin que pudo hacer más en el tanto de los ingleses. El acercamiento zarandeó a los de Ancelotti, que pospusieron el inicio electrizante a dos minutos que, como hace dos años, dieron la vuelta a la eliminatoria.

Camavinga sorteó la oposición del centro del campo citizen y con toda la energía, calidad y potencia que le caracteriza conectó al Real Madrid con los cuartos de final. La fortuna estaba del lado del francés, ya que su poderoso disparo tocó en un defensor y cambió su trayectoria para introducirse en la portería sin que Ortega pudiera si quiera acercarse.

El gol de Camavinga devolvió las revoluciones a las gradas del Bernabéu y fue la chispa necesaria para que el Real Madrid entrara en combustión. Rodrygo rompió a correr y Vinícius correspondió su carrera con una asistencia magistral. Rodrygo cumplió su parte del trato y, aunque con cierto suspense, batió a Ortega para poner al Real Madrid por delante.

En 15 minutos, el Bernabéu había sufrido y disfrutado. La montaña rusa de emociones frenó, pero el Real Madrid impuso su idea a la del City y tuvo varias posibilidades de ampliar su renta antes del descanso. De un área a otra, el Real Madrid transitó con vértigo, pero sin acierto, y se asomó con frecuencia a la meta británica.

La sensación en el descanso de que el Real Madrid había perdonado en exceso, algo incompatible en una empresa como la del City, se multiplicó tras el paso por el vestuario. Bellingham primero con un tiro cruzado y Vinícius después con la ocasión más clara del Real Madrid, desperdiciaron otras dos ocasiones claras de los blancos.

Los fallos del Real Madrid en la finalización dispararon a un City que sacó un gran botín del paso atras de los locales. Foden se inventó un misil a la escuadra de Lunin en el minuto 66 y cinco minutos después, en el 71, Gvuardiol hizo lo propio con el ángulo opuesto para silenciar el Bernabéu.

La herida en los blancos era casi mortal. Un 2-3 en casa pese a ser superior buena parte del partido dibujaba un escenario terrorífico para Mánchester. Ahí, cuando la mayoría caen noqueados, apareció el espíritu de campeón del Real Madrid. El enfado por lo concedido cobró vida en una volea perfecta de Valverde, que imprimió toda su garra en un golpeo que deja todo igualado para la vuelta.

Dos titanes, Real Madrid y Manchester City, y solo un sitio para la semifinal. En ocho días, los dos colosos del fútbol mundial se vuelven a cruzar. Esta vez en tierras británicas, donde el Madrid naufragó la temporada pasada, aunque el conjunto español ha mostrado durante muchos momentos en el Bernabéu que puede someter al City; sin embargo, si quiere acabar con el campeón tendrá que mostrar mayor contundencia en los últimos metros.