Tenía una misión, y la ha cumplido. Tadej Pogacar ha conquistado este domingo en París su cuarto Tour de Francia. Quizá con menos contundencia que en ediciones anteriores, sin la misma voracidad ni el desparpajo que le han caracterizado otras veces. Pero, al fin y al cabo, ha llegado a la capital francesa vestido de amarillo, el objetivo por el que ha trabajado todo el año. Y con él, da un paso más hacia su propósito final: convertirse en el mejor ciclista de todos los tiempos.
Y no ha sido un Tour sencillo. Pogacar no ha ocultado su fatiga en la recta final. Desde el inicio se ha rodado a un ritmo altísimo, y el esloveno llegó a los Alpes con el depósito justo: "Todos los años decimos que ha sido el Tour más duro, pero sé que lo de este año ha sido algo de otro nivel", reconocía ante los periodistas tras superar el último coloso de esta edición de la carrera, La Plagne.
Por suerte para él, su gran rival, Jonas Vingegaard, también afrontó las últimas etapas montañosas con señales de agotamiento. El danés, junto a sus gregarios, lo intentó todo durante la primera parte del Tour de Francia, consciente de que en un duelo directo no tenía opciones frente al campeón del mundo.
A Pogacar le bastaron dos zarpazos para sentenciar la carrera. El primero, en la contrarreloj de 33 kilómetros en Caen, donde sacó 1:21 a un Vingegaard que tuvo malas piernas en el peor momento posible. El segundo, definitivo, llegó en la primera jornada pirenaica, con final en Hautacam. Allí, tras atacar en las primeras rampas del puerto, le metió 2:10 al danés. La brecha en la general ya era insalvable.
En los Alpes se ha visto a un Pogacar más contenido que en otras ocasiones. Aun así, los números reflejan su dominio: cuatro victorias de etapa, 14 días vestido de amarillo y ningún momento real de debilidad, más allá de la caída sufrida en una jornada mal llamada de transición camino de Toulouse —donde, inexplicablemente, sus rivales decidieron esperarlo—.
Un dominio que ha tratado de extender a la última etapa. La organización del Tour decidió endurecer el perfil tradicional, favorable para los esprinters, incluiyendo tres pasos por Montmatre, y Pogacar ha intentado de todas las maneras posibles levantar los brazos en París vestido de amarillo. Solamente un corredor excepcional como Wout van Aert se ha interpuesto en su camino.
Historia del ciclismo
Con este triunfo, Pogacar, que sólo tiene 26 años, suma su quinta gran vuelta (Tour de Francia 2020, 2021, 2024 y 2025, además del Giro de Italia 2024). Su presencia en la próxima Vuelta a España, que inicialmente parecía probable, se antoja ahora complicada. Lo más lógico es que apueste por descansar y preparar el Mundial de Ruanda, donde defenderá el maillot arcoíris, y el Giro de Lombardía, una carrera que ha ganado las últimas cuatro temporadas.
El palmarés de Pogacar, teniendo en cuenta su edad, da vértigo. A estas cinco grandes vueltas hay que sumar nueve Monumentos —cuatro Lombardía, tres Lieja-Bastoña-Lieja y dos Tour de Flandes—, dos Tirreno-Adriático, una París-Niza, un Dauphiné, tres Strade Bianche y dos Flechas Valonas. Y, por supuesto, el Mundial del año pasado. Ha ganado 30 etapas en grandes vueltas (21 en el Tour, 6 en el Giro y 3 en la Vuelta) y acumula ya 104 victorias profesionales. Para que se hagan una idea: Miguel Indurain ganó su primer Tour de Francia con la edad que tiene ahora Pogacar.
Los tiempos han cambiado, sí, y ahora los talentos son mucho más precoces que antes. Aun así, los números del esloveno son abrumadores y no admiten comparación en el siglo XXI. Por méritos propios, ya pedalea en una liga muy selecta, reservada sólo a los nombres más grandes de la historia del ciclismo: Eddy Merckx, Bernard Hinault, Fausto Coppi, Jacques Anquetil o el propio Indurain.
Un Tour de Francia nefasto para España
No hay otra palabra para definirlo: ha sido un Tour de Francia horroroso para los ciclistas españoles. Las dos grandes bazas para la general, Enric Mas y Carlos Rodríguez, abandonaron la carrera en la última semana. El primero, por un problema en la rodilla izquierda que le impedía pedalear. El segundo, tras una caída que le provocó una fractura de pelvis, una lesión que le dejará fuera de la competición hasta 2026.
Para colmo, este sábado, el jovencísimo campeón de España, Iván Romeo, sufrió una caída tras perder el control de su bicicleta bajo la lluvia. Por fortuna, solo sufrió heridas y abrasiones, cuando estaba en disposición de disputar la victoria de etapa tras meterse en la fuga. Recuerden bien su nombre. A sus 21 años, es una de las grandes promesas del pelotón. Este año ya ha ganado parciales en pruebas de alto nivel, como la Vuelta a la Comunidad Valenciana o el Dauphiné. En todo caso, no ha sido un buen Tour de Francia para el ciclismo español, que ya ve con lejanía los tiempos de dominio de Alberto Contador.
Tras la Grande Boucle, breve respiro para los amantes del ciclismo: la Vuelta a España está a la vuelta de la esquina. Comenzará en Turín, en el norte de Italia, que acogerá las tres primeras etapas. El pelotón cruzará los Alpes para entrar en Francia, y no será hasta el quinto día cuando llegue a suelo español. Salvo el último fin de semana, que se disputará en Madrid, el recorrido se concentrará en el norte del país. Vingegaard ya ha confirmado su participación. A ver si Pogacar se anima.
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