“Mar de fábula: un viaje de cinco años” supone una visión global de la labor que esta asociación gallega realiza por el cuidado del mar y la concienciación de la ciudadanía en el cuidado de medio ambiente y en la lucha contra el cambio climático. Los residuos recogidos en las diferentes actuaciones de Mar de Fábula es convertida en arte para mostrar la gran cantidad de basura que el mar devuelve. Plásticos, maderas de deriva, restos de cuerda de la actividad pesquera se convierten en la materia prima para realizar las obras. Muchos amantes del arte y del mar ya se han acercado hasta el Museo Man de Camelle a disfrutar de esta exposición que estará abierta hasta mediados de septiembre que busca concienciar para lograr la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 14.

Esta muestra cuenta con obras de Xosé Manuel Barros, fundador de Mar de Fábula, y de dos grupos artísticos como son Retoque Retro, colectivo de artistas que navega entra la escultura, pintura y la producción de una fauna fantástica realizada a partir de quiebras; y Alivava que trabajan principalmente ‘palos de deriva’ y piedras a los que insuflan vida a través de una intensa gama cromática. Además, también se podrá disfrutar de una pequeña exhibición de fotografías denominadas “Apocalipsis del plástico” realizadas por Rebecca Ramanathan.

“Esta exposición tiene un valor simbólico ya que en esencia la recogida de esa basura con la que se han creado las obras es la base de nuestra asociación. Desde Mar de Fábula buscamos concienciar tanto a la administración como a la ciudadanía de la importancia de no verter residuos al mar”, explica Xosé Manuel Barros quien recuerda los comienzos de la asociación como algo casual. “En el invierno de 2014, cuando tuvo lugar la ciclogénesis explosiva, el océano devolvió a las costas gallegas toneladas de plásticos, restos y basura. Ante tal panorama un grupo de amigos decidimos hacer algo y realizamos la primera limpieza tanto en el Museo de Man como en el Cementerio de los Ingleses en Camelle que habían quedado cubiertos completamente por los plásticos. Fue algo simbólico pero también fue el inicio de muchas limpiezas más”, explica el fundador de Mar de Fábula.

Las limpiezas que realiza la asociación comenzaron en Camelle pero poco a poco se fueron extendiendo por toda la Costa da Morte. “Hemos llegado a la conclusión de que las limpiezas que realizamos es comparable a sacar grano a grano la arena del desierto. El verdadero objetivo es que tanto las instituciones como las organizaciones debemos conseguir que el ciudadano se conciencie de la importancia de no tirar basura al mar ya que no sólo contamina el mar sino que llega a las especies que después consumimos. Cabe señalar que la mayoría de productos de higiene personal que se tira por el retrete acaba en el mar, ejemplo de ello es la cantidad de bastoncillos de las orejas que recogemos en cada una de las acciones”, señala Xosé Manuel Barros, quien añade que “el 90% de la basura que recogemos son plásticos por lo que consideramos que se debería fomentar la reutilización de las bolsas de plástico así como el hecho de premiar de alguna forma el reciclaje”.

La exposición “Mar de fábula: un viaje de cinco años” en cierta forma es un homenaje a Manfred Gnädinger, eremita que vivió desde 1961 en Camelle. Este artista se construyó su pequeña vivienda en una zona rocosa alejada del pueblo en la que desarrolló su obra vital, su jardín-museo. “En Camelle estamos convencidos de que Man murió de melancolía tras la tragedia del Prestige. No pudo soportar ver el mar cubierto con las 70.000 toneladas de crudo”, apuntaba Xosé Manuel Barros.

Manfred, que murió el 28 de diciembre de 2002, llegó a la Costa da Morte gracias a su interés por la preservación del medio ambiente. Este alemán solitario y educado se dedicó a elaborar esculturas al aire libre cerca de la playa donde vivía, su obra se vio manchada por el vertido del Prestige y posteriormente destruida en uno de los temporales que se produjeron en 2010.

El nombre de Manfred y la población de Camelle van de la mano desde los años 60. Fotografía: Museo de Man.

El nombre de Manfred y la población de Camelle van de la mano desde los años 60. Fotografía: Museo de Man.

El nombre de Manfred ha quedado unido a la localidad de Camelle para siempre debido al interés que su obra levantó tanto en vida como tras su fallecimiento. Actualmente, su jardín-museo todavía se conserva y también se ha recuperado parte de su obra y se expone en el Museo Man de la localidad. En el museo se pueden contemplar cuadros, autorretratos, fotografías, obras de diversa índole, cuadernos, libros y objetos personales. En la Muestra sobre el artista alemán además se puede ver una proyección simulada en 3D de su jardín-museo.

La obra de Manfred está íntimamente ligada al romanticismo alemán y los movimientos surgidos en la década de los 60 del siglo XX. El espíritu que sobrepasa es el rechazo de la sociedad del consumo, la crítica del mercantilismo y la sacralización del arte incorporando nuevos materiales procedentes de la naturaleza y la basura de la sociedad de consumo.