El moderno estilo de vida y las dinámicas del mundo laboral empujan a la sociedad del siglo XXI hacia las grandes ciudades, una tendencia que plantea evidentes problemas de sobrepoblación en esas zonas. En la actualidad, el 72% de los ciudadanos de la Unión Europea residen en zonas urbanas, núcleos que generan el 85% del PIB comunitario. La tendencia además va en aumento, lo que implica varios retos para los próximos años, tanto para administraciones como para ciudadanos. Entre ellos, el de la movilidad urbana.

Nueve de cada diez europeos creen que el tráfico de la zona donde viven debería mejorar. La solución no es sencilla y el transporte público, la opción más aconsejada, no puede extender sus redes hasta el infinito para resolver cada necesidad. Entre las alternativas, las motocicletas se han consolidado como una alternativa más que interesante. En lo que va de año, sus ventas han aumentado un 10% respecto al mismo periodo de 2018, una cifra que se dispara hasta el 60% si hablamos de ciclomotores. El año pasado las ventas de ciclomotores eléctricos crecieron un 70% y las de motos eléctricas, un 150%. Una clara demostración de la dirección que está tomando el mercado.

El crecimiento es mucho más destacado entre las motocicletas -las que se pueden conducir con el carné B, el de coches- respecto a las de mayor cilindrada. Según un estudio de la Asociación Nacional de Empresas del Sector de Dos Ruedas (ANESDOR), circular en moto puede reducir el tiempo de un trayecto en las grandes ciudades entre un 50 y un 75%. Las emisiones contaminantes de estos vehículos son un 50% menores que las de los coches y, por seguir hablando en términos económicos, el ahorro de gasolina, seguro y aparcamiento también es significativo. Se estima que el consumo es de menos de un euro por cada 100 kilómetros, apenas contaminan con emisiones de CO2, y no son ruidosas. Obviamente, también existen las desventajas: los tiempos de recarga de las baterías y una autonomía reducida a pocos kilómetros, en torno a los 100 por ‘recarga completa’. Esto hace que su uso se centre actualmente en movilidad urbana, pero su margen de maniobra es muy grande. He ahí uno de sus mayores desafíos.

Hasta ahora, lo habitual era alquilar una moto eléctrica. Si pensamos en adquirirla, varios fabricantes venden ya modelos variados. La oferta crece, con marcas históricas como BMW o Harley Davidson apostando por este segmento incipiente que trata de encontrar su hueco en el mercado.

Mirando al futuro, la compañía francesa Lazareth ha presentado una moto volante. Más similar a un dron que a un avión, es capaz de ‘volar’ combinando dos motores, uno eléctrico y otro de combustión. Sin embargo, hasta finales de este año no podremos ver su puesta de largo oficial, y seguro que aún tardará en llegar a nuestras carreteras, o más bien a sobrevolarlas. La legislación desde luego no está aún preparada para semejante revolución.

Una opción para Madrid Central

En Madrid, donde la circulación de vehículos está dando tanto que hablar en los últimos meses, el acceso al interior de la M-30 queda restringido cuando la contaminación alcanza niveles muy elevados. Las motocicletas son una de las pocas opciones reales de acceder a la almendra central de la capital. Las eléctricas, de alquiler por minutos, son una opción muy interesante para quienes necesitan desplazarse por las grandes ciudades a distancias medias, quieren evitar el tráfico, aparcar sin complicaciones y ahorrar tiempo y dinero. Y por supuesto, colaborar en la conservación del medio ambiente.

Acciona ha desplegado en Madrid un millar de sus motos eléctricas para alquilar por minutos. Este servicio se compromete a estar basado en energías de origen 100% renovables. Tienen unas prestaciones equivalentes a las motos de 125cc y logran alcanzar los 80 Km/h. “Se enmarca en la vocación de la compañía de apostar por soluciones sostenibles, concretamente en la movilidad. Los servicios de vehículos compartidos están alineados con la identidad y la vocación de Acciona de contribuir a una reducción de las emisiones de CO2, mejorar la calidad de vida de las ciudades, electrificar la economía y fomentar medios de transporte alternativos”, explican desde la empresa de infraestructuras.