La creación de la mayor bolsa de Europa podría estar muy próxima al fracaso. Las exigencias europeas podrían hacer encallar el proyecto de fusión de la London Stock Exchange Group (LSEG) y Deutsche Boerse, valorado en 29.000 millones de euros.
Así lo confirmó en la noche del domingo el operador de la bolsa de Londres: "LSEG cree que es improbable que la Comisión Europea proporcione autorización para la fusión", señaló en un comunicado. La razón radica en las condiciones impuestas por las autoridades europeas para autorizar la integración de ambos operadores.
Los responsables europeos de competencia han solicitado a la Bolsa de Londres la venta de su participación del 60% en MTS, una plataforma de compensación que ocupa un lugar preponderante en la negociación de deuda italiana. Para los directivos de LSEG, esta petición resulta "desproporcionada", ya que pondría en riesgo sus relaciones con los reguladores italianos, por lo que no se comprometía a asumir este requisito.
De este modo, la viabilidad de la operación queda supeditada a un cambio de criterio por parte de la Comisión Europea que los expertos consideran poco factible, dada su postura en anteriores procesos de fusión como la venta del negocio de O2, el negocio de Telefónica en Reino Unido, que quedó frustrado también por las exigencias de Bruselas.
La decepción generada por la más que probable ruptura de las negociaciones, un año después de su anuncio, era evidente este lunes en bolsa. Los títulos de la Bolsa de Londres sufrían un retroceso del 3%, mientras que los de Deutsche Boerse, el operador de la bolsa de Fráncfort, sufrían caídas superiores al 4,5%.
Las acciones de la Bolsa de Londres caían un 3% y las de Deutsche Boerse restaban más de un 4,5%
La unión de ambas plataformas crearía un grupo con unos ingresos superiores a los 4.000 millones de euros, con un valor de mercado actual (según la suma de capitalizaciones de los dos valores) superior a los 27.000 millones de euros, unas cifras muy superiores a las de otros grandes operadores bursátiles europeos. Euronext cuenta con una valoración ligeramente inferior a los 3.000 millones de euros y la española Bolsas y Mercados Españoles (BME), cuyo valor asciende a día de hoy a poco más de 2.400 millones.
Impacto en el sector
La posible ruptura de la unión de las bolsas de Londres y Fráncfort pesaba en el conjunto del sector. Los títulos de Euronext restaban un 2,7%, mientras que BME cotizaba sin grandes variaciones. Una posible integración entre ambas ha sido sopesada de forma recurrente en el mercado, ante la necesidad de hacer frente a un competidor de mayor tamaño. Ahora, como señala Bankinter en referencia a BME, "el impasse en el proceso de concentración en el sector podría perjudicar la evolución de su cotización a corto plazo".
Los grandes operadores bursátiles europeos se encuentran batallando desde hace años con la creciente actividad exterior de las grandes bolsas estadounidenses y, especialmente, con la irrupción de las plataformas de negociación alternativas, que han logrado hacerse con una parte nada desdeñable de sus negocios.
Aunque tanto LSEG como Deutsche Boerse mantienen su intención de seguir explorando las vías para llevar a buen puerto la integración, resulta evidente que tanto en Londres como en Fráncfort se empieza a contemplar un futuro por separado. Así, por ejemplo, el grupo británico resaltaba en su comunicado que cuenta con la "fortaleza" necesaria para proseguir su actividad de forma individual. En la firma alemana, mientras tanto, emplazan a la decisión final de Bruselas, que esperan sea comunicada a finales de marzo.
La operación había despertado algunos recelos tras el voto a favor del Brexit, que dificultaba la integración
Desde el anuncio del proceso, la fusión entre ambas bolsas ha tenido que enfrentar diversos obstáculos. Para sortear los reparos de competencia, ambas firmas habían realizado una larga serie de concesiones, entre las que destaca la venta por parte de LSEG de la cámara de compesación LCH, cuya venta ha sido acordada con Euronext por unos 510 millones de euros.
Pero la operación también se ha visto afectada por las dificultades generadas tras el voto a favor de la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Desde los países sede de ambas firmas han surgido críticas por la ubicación de los futuros servicios de la entidad fusionada, dado que la salida británica del mercado común podría dificultar su negocio.
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