El turismo se reivindicó durante la gran crisis española como el único motor de la economía nacional. Mientras el país se sumía en una doble recesión, la crisis del sector viajes fue más corta y más suave: el PIB sectorial sólo cayó un año, en 2012, frente a los cuatro años en rojo que acumuló el conjunto de la economía. Y ahora que la recuperación está en marcha y ha vuelto el crecimiento, el turismo se ha erigido en la auténtica locomotora nacional, con ritmos de crecimiento muy por encima del PIB del país.

El turismo empezó a ganar peso como generador de riqueza y de empleo en un primer momento sólo gracias el aluvión de llegadas de viajeros extranjeros (ya van cuatro años de récord y 2017 será el quinto) y, más tarde, desde hace un par de años, también por la recuperación del consumo de los turistas españoles.

Tras los años de récord, el resultado es que la aportación del turismo a la economía española alcanzaba los 119.000 millones de euros en 2015 (último dato oficial disponible), equivalente al 11,1% del PIB del país. El lobby turístico Exceltur estima de manera oficiosa que esa aportación directa e indirecta escaló hasta los 125.000 millones y el 11,2% del PIB el año pasado.

Al contabilizar también el impacto inducido por el boom del turismo en otros sectores, la dependencia de la economía española del turismo se revela como mucho mayor. Y es que el conjunto de la actividad generada por la buena marcha dispara su aportación hasta el 16% del PIB, según las estimaciones recogidas en un informe del servicio de estudios de Caixabank. La inyección económica ligada al turismo rondaría así los 171.500 millones de euros.

Casi una sexta parte de la economía española está vinculada al turismo y a su buena marcha, según el  estudio presentado ayer. Un peso muy por encima de la media del 9,6% que registran el conjunto de países de la Unión Europea.

Otro récord de turistas

España acumula cuatro años consecutivos con récord de llegadas de viajeros internacionales y 2017 será el quinto de máximos históricos. Tras la cota de 75 millones de visitantes extranjeros alcanzada el año pasado, la persistencia del aluvión de llegadas podría elevar hasta los 84 millones la cifra de turistas, casi un 12% más, según la estimación que maneja Caixabank Research.

El sector se ha beneficiado para lograr boom de visitas de los problemas de destinos rivales del Mediterráneo. La inestabilidad geopolítica de países como Egipto, Túnez y Turquía ha provocado el desvío de millones de turistas extranjeros que han dejado de viajar a estos países y que han acabado recalando en España. Según las estimaciones del sector, el aluvión de llegadas ha estado alimentado por cerca de 12 millones de turistas prestados.

En 2010 España superaba los 52 millones de turistas extranjeros, saltó hasta los 56,6 millones al año siguiente –cuando estalló la Primavera Árabe-, a los 57,7 millones en 2012, se superaron por primera vez los 60 millones en 2013, se rozaron los 65 millones en 2014, los 68 millones en 2015 y los 75 millones el año pasado. La previsión de alcanzar los 84 millones de viajeros que maneja Caixabank supondría que el país ha disparado las llegadas de turistas un 40% en una década.