Emilio Saracho, hasta hace unas horas presidente de Popular, ha ocupado el cargo durante apenas tres meses y medio. Tomó las riendas de la entidad en un momento de creciente debilidad el 20 de febrero y le dio la puntilla.

En este periodo, las acciones de Popular se han desplomado más de un 60% en bolsa, lo que supone haber dinamitado en torno a 2.200 millones de euros de capitalización.

En su breve reinado y pese a la angustiosa evolución del banco, el ex vicepresidente de JPMorgan se ha embolsado 4,5 millones de euros.

El ejecutivo, que desembarcó en el grupo con el cometido de salvarlo mediante una venta o una ampliación de capital, pactó unas condiciones laborales inmejorables: una prima de fichaje de 4 millones de euros y un sueldo fijo anual, sin contar variable, de casi 1,5 millones de euros. Es decir, en tres meses y medio, Saracho se ha embolsado casi 4,5 millones de euros.

Además, su contrato incluye una especie de bonus de salida que recoge que, en el momento en el que cesen sus funciones como presidente de Popular, cobrará 1,5 millones de euros por trabajar como asesor externo durante un año. Dado que el desenlace de Popular ha sido su intervención por el Mecanimo Único de Resolución (MUR) y el FROB, y su posterior venta a Santander por un euro, es posible que esta cláusula quede invalidada.

Por otro lado, Emilio Saracho podría convertirse en blanco de demandas, junto con el equipo gestor que le precedió con Ángel Ron al frente. Muchas accionistas acusan al ya ex presidente de no haber hecho un ejercicio escrupuloso en la presentación de resultados del primer trimestre, ya que entonces no se atisbaba que el desenlace de Popular fuese un rescate privado.