No es ninguna novedad que China quiere representar un papel preponderante en la economía internacional. Y el gigante asiático no piensa escatimar esfuerzos para lograr sus objetivos. Sólo en los últimos diez años, las empresas y fondos chinos han invertido 880.000 millones de dólares (unos 745.000 millones de euros).

Y esta cifra podría quedar en nada en la próxima década. Así, al menos lo sostienen los expertos de Linklaters, quienes estiman que las compras de compañías chinas en el extranjero se multiplicarán un 70% durante los próximos diez años hasta alcanzar los 1,5 billones de dólares (1,27 billones de euros). "Aunque el ritmo de acuerdos de compra internacionales ha disminuido en 2017 -desde los 220.000 millones invertidos en 2016-, las aspiraciones a largo plazo de China" implican que "las inversiones y adquisiciones desde China hacia el extranjero seguirán siendo una fuerza significativa a largo plazo", señala la agencia de asesoramiento legal especializado en operaciones de fusiones y adquisiciones en un informe publicado este martes.

Tal volumen de inversiones sería suficiente, por ejemplo, para adquirir dos veces cada una de las 35 compañías del Ibex a sus precios actuales de mercado.

Las políticas del gobierno, que animan a las empresas china a invertir en capacidad manufacturera, particularmente en tecnología avanzada y en cuestiones de conectividad internacional e infraestructuras deben actuar como impulsores de la inversión china en el exterior, según el citado informe.

Las empresas chinas llevan tiempo extendiendo sus redes a nivel global a través de distintas adquisiciones. En la última década han sido reseñables operaciones como la compra de la química suiza Syngenta por parte de Chemchina. El grupo asiático desembolsó 44.590 millones de dólares por el 94,7% de la firma helvética, según datos de Dealogic. La compra de Nexen por CNOOC y la adquisición del 12% de Rio Tinto por parte de Chinalco se cuentan también entre las compras de mayor calado ejecutadas por compañías chinas.

Para elevar sus inversión exterior China debe superar los recelos de los reguladores

Con todo, la aventura exterior de las empresas chinas no ha estado exenta de dificultades. Según resaltan en Linklaters, las compañías del país asiático han chocado con bastante frecuencia con la preocupación de los reguladores extranjeros por cuestiones como la seguridad y el interés nacional, lo que ha provocado el bloqueo de operaciones en sectores considerados críticos.

Sólo en 2016, la oposición de los reguladores provocó que se frustraran compras de operadores chinos por valor de entre 40.000 y 75.000 millones de dólares. La venta del fabricante alemán de semiconductores Aixtron o de Lumileds, el negocio de iluminación de Royal Philips, son ejemplos fundamentales de estos vetos.

Para salvar la oposición internacional, China, probablemente, tendrá que seguir dando pasos en la liberalización de su economía, que es una demanda que se le viene haciendo a nivel internacional desde hace años, especialmente en sus tratos con Europa.

Asimismo, será clave que los reguladores chinos suavicen las trabas que vienen imponiendo en los últimos tiempos a las operaciones en el exterior de algunas empresas del país. Desde el Gobierno se vigila que las inversiones exteriores no representen un problema para la estabilidad financiera china, por lo que están forzando a la banca a reducir su exposición a este tipo de movimientos de mercado.

Este incremento de la presión regulatoria sería una de las razones de las dificultades que han encontrado recientemente el intento de Anbang de comprar Starwood Hotels y la oferta de Minsheng Bank por el portugués Novo Banco.

España como destino

Entre los potenciales destino de las inversiones chinas, Linklaters cita el mercado español. Según la firma de asesoramiento legal, "el mayor obstáculo para que una empresa china invierta en España es que en ciertos sectores económicos existen restricciones o controles para los inversores que no pertenecen al Espacio Económico Europeo". Por esa razón, creen que las empresas chinas que quieran hacer adquisiciones en España lo tendrían más fácil si lo hicieran a través de firmas ya instaladas en la eurozona.

La minería o los clubes de fútbol son objetivos interesantes para China en el mercado español

No obstante, "la mayoría de los sectores económicos de España están completamente liberalizados, por lo que no habría restricciones ni obstáculos para impedir que un inversor chino o cualquier otro inversor extranjero adquiriera empresas españolas que operan en estos sectores". Ejemplos de negocios que podrían resultar de interés para los inversores chinos y que no deberían enfrentarse a trabas relevantes son la minería o los clubes de fútbol.

En contraste, "los sectores energético, audiovisual y de defensa se encuentran entre los sujetos a controles o restricciones más significativos a la inversión por parte de un inversor chino", advierten en Linklaters, donde inciden en la importancia de la reciprocidad para invertir en áreas como el audiovisual o pujar por adjudicaciones públicas.