El dinero no da la felicidad. Y así parece que es, porque el empleo viene creciendo desde el año 2014, lo que quiere decir que ha aumentado el poder adquisitivo de millones de hogares desde entonces, y, sin embargo, la tasa de infelicidad laboral, el porcentaje de españoles que no son felices con su trabajo, ha crecido hasta niveles que no se veían desde 2011.

Cabría pensar que los bajos salarios son la causa, pero no lo son. La insatisfacción tiene más que ver con las condiciones ambientales en las oficinas, con la rigidez de los horarios, con una forma de organizar los tiempos y las tareas a veces anticuadas. Una serie de elementos en los que no se pensaba cuando lo peor de la crisis arreciaba y que ahora, con la recuperación económica consolidada, cobran cada vez más importancia.

Así se pone de manifiesto en la VI Encuesta Adecco. La felicidad en el trabajo, que elabora la empresa de recursos humanos. En ella, se muestra cómo, pese a que España ha alcanzado ya los 19 millones de ocupados, en los últimos dos años, la tasa de felicidad ha pasado del 81,5% al 76,6%,  mientras que la proporción de trabajadores infelices ha crecido del 18,5% al 23,4%. Esto quiere decir que prácticamente uno de cada cuatro empleados no está satisfecho en su puesto de trabajo.

Entre las principales necesidades de un empleado están, por orden de importancia, un buen ambiente laboral, en el que reine el compañerismo; la flexibilidad horaria para poder conciliar la vida personal y la laboral; y el contar con un buen jefe. Esta última cuestión se situaba en la sexta posición el año pasado y ahora ya está entre las tres primeras.

Poder desarrollar las habilidades personales es otro factor que gana posiciones en este 2017, mientras queda algo relegado la posibilidad de disfrutar de un buen salario. En último lugar, lo menos valorado por los trabajadores españoles son los beneficios sociales que algunas empresas ofrecen (seguro médico, descuentos en actividades educativas y/o de ocio, cheques-restaurante…).

El dinero no da la felicidad

Según Adecco, tanto peso ha perdido el sueldo entre las prioridades de los trabajadores, que un 57,4% de los encuestados cree que los trabajadores con mayor salario no son más felices solo por ello. Es más, el 64% de los consultados estaría dispuesto a sacrificar salario en beneficio de felicidad laboral.  Este porcentaje ha aumentado 4,5 puntos porcentuales con respecto a la anterior encuesta.

Tampoco un mayor cargo parece ser garantía de mayor satisfacción profesional, al menos así lo manifiesta el 73,8% de los españoles consultados.

Sin embargo, las empresas españolas no parecen estar dándose cuenta de esta cuestión y ahí radica el incremento de los niveles de infelicidad entre los trabajadores.

La encuesta muestra que solo el 13,6% de los encuestados cree que sus empresas están adoptando políticas para incrementar el grado de felicidad en sus plantillas, atendiendo a este tipo de cuestiones más relacionadas con las condiciones de trabajo que con el sueldo. Otro 35,4% de los españoles piensa que se está haciendo aunque tímidamente y la mayoría, el 51%, considera que las empresas aún no están llevando a cabo suficientes políticas de felicidad laboral en su organización.

Desde hace tiempo, el Gobierno ha puesto sobre la mesa, aunque con escasos avances, la necesidad de racionalizar los horarios, cerrar los negocios a las seis de la tarde e impulsar el teletrabajo. Pues bien, en este sentido, la encuesta de Adecco muestra que un rotundo 85,9% está de acuerdo con la necesidad de caminar en esta dirección, y solo un 14,1% no lo cree.

Las cicatrices de una crisis

Al margen de los proyectos de futuro, lo cierto es que la crisis económica ha hecho mella. Los que perdieron su empleo, porque la vivieron en sus carnes, y los que no, porque lo vieron todo de cerca.

Por eso, actualmente, seis de cada diez empleados, aunque le piden más a su empleo, no se atreven a cambiar a otro, aunque este no les haga felices. Un 40,5% incluso creen que no encontrarían mayor satisfacción montando un negocio y siendo su propio jefe.

Por otro lado, hay un 37,9% de españoles que sí piensa que sería más feliz abriendo su propio negocio porque esto le permitiría organizar mejor su tiempo y se dedicaría a algo que les gustase, aunque esta proporción cae 3,3 puntos porcentuales con respecto a la anterior encuesta.