Madrid amanece un día más con una boina de contaminación que ya se alcanza a ver desde Toledo. Es una concentración sin precedentes de gases y elementos tóxicos en suspensión que provienen, en gran parte, de los tubos de escape de los coches que circulan por las calles de la capital. Pero no solo ocurre en Madrid, en Barcelona, también. Y en muchas otras capitales como Zaragoza, Valladolid o Sevilla.

Es un problema recurrente en las grandes ciudades, pero este año se ha agudizado porque se ha unido a una sequía persistente.

Entre tanto, el Ministerio de Hacienda tiene en el cajón desde hace alrededor de seis meses el informe de la comisión de expertos reunida para plantear propuestas de reforma del sistema de financiación de la administración local.

Este proyecto aún no ha echado a andar porque se quiere ligar a la reforma de la financiación autonómica, que a su vez ha estado paralizada todo el año 2017 entre la crisis secesionista en Cataluña y la falta de Presupuestos para 2018, motivada a su vez por la desbandada del PNV de las mesas de negociación tras la actuación del Gobierno en territorio catalán.

Sin embargo, el Gobierno acaba de cerrar el acuerdo sobre el cupo vasco con el PNV y eso puede suponer el desbloqueo de los Presupuestos, de la reforma de la financiación autonómica, que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, espera, ahora sí, abordar en semanas, y la de la financiación local. Es el efecto mariposa de la política.

Entre las recomendaciones que se incluían en dicho documento de los expertos en haciendas locales aparecía una que parecía menor, pero al echar un vistazo a los cielos no lo es.  En primer lugar, el texto indicaba que la circulación urbana genera emisiones de óxido nitroso y monóxido de carbono que constituyen “un importante problema de salud y que se verían aliviadas por un transporte urbano eficiente”.

Después aconseja directamente “suprimir la bonificación del 100% para los vehículos históricos o aquellos que tienen una antigüedad mínima de 25 años, de los cuales ha de presumirse producen, junto a contaminación acústica, un nivel importante de emisiones de monóxido de carbono (CO) y óxidos de nitrógeno (NOx) a la atmósfera”. Se trata de los mismos gases que se han instalado en los cielos de las grandes ciudades españolas.

Y es que la actual Ley de Haciendas Locales reserva la potestad a los ayuntamientos para establecer una bonificación de hasta el 100% en el impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica para coches declarados históricos o con más de 25 años, pero con la ITV en orden.

Un tributo cuya recaudación se sitúa a día de hoy en su nivel más bajo desde 2007, pese a que la edad media de los automóviles no ha dejado de aumentar desde ese año 2012, incluso pese a las sucesivas prórrogas del Plan PIVE, que el Gobierno puso en marcha para acelerar el desguace de los vehículos más antiguos.

Fuentes del Ministerio de Hacienda aseguran que el Ejecutivo prevé abordar el estudio de un endurecimiento de la tributación de estos vehículos por la vía de la eliminación de dicha bonificación, tal y como recomendaban los expertos, pero una vez se ponga en marcha el debate sobre la reforma del modelo de financiación local, no antes.

El asfixiante mapa de España

Mientras tanto, la situación es asfixiante. En las últimas semanas, no solo Madrid y Barcelona, también Salamanca, Sevilla, Guadalajara y Zaragoza han sobrepasado el límite de 200 microgramos de dióxido de nitrógeno por metro cúbico. Tomando como referencia la última semana, en la que los niveles de polución han descendido, estos límites se han superado todos los días en la capital de España entre el 20 y el 23 de noviembre. De manera alterna, también ha experimentado picos de exceso Zaragoza, Córdoba, Aranda de Duero, Sevilla, Córdoba y Málaga.

Ecologistas en Acción denuncia que hasta el momento, solo los ayuntamientos de Madrid y Valladolid han adoptado medidas paliativas. En Madrid, por ejemplo, se ha restringido el aparcamiento en las zonas SER y se ha limitado la velocidad a 70 kilómetros por hora en la M-30 y sus accesos.

La contaminación atmosférica es responsable de hasta 30.000 fallecimientos prematuros anuales en España, 23.000 por inhalación de partículas y 7.000 causados por el dióxido de nitrógeno, según el último informe sobre la calidad del aire publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente, citando estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS).