Santander refuerza su negocio en Suiza con la incorporación de Jordi Planell, hasta hace unos días responsable de banca patrimonial de Banca March en Cataluña, tal como adelantó El Independiente. Planell se incorpora a la oficina de Ginebra del grupo que preside Ana Botín con el cometido de impulsar el segmento de banca privada internacional, elevando los activos bajo gestión de grandes fortunas latinoamericanas.

Planell trabajó desde julio de 2012 en el grupo de la familia March, habiendo liderado durante los últimos dos años el negocio de gestión patrimonial en Cataluña. Previamente, desarrolló su carrera en Barclays, UBS y Sabadell.

A finales de septiembre, Santander anunció la creación de una división global de Wealth Management, integrando banca privada y gestión de activos, liderada por Víctor Matarranz. Esta unidad integra la Banca Privada Internacional (BPI) en Suiza y Miami -división en la que recala Planell- el negocio de Santander Asset Management y las crown Dependencies de Reino Unido.

La nueva división, tal como anunció Santander, busca impulsar un nuevo modelo de atención dirigido a los más de 170.000 clientes de banca privada en todo el mundo, aprovechando la escala y capacidades tecnológicas del grupo para poder ofrecerles, próximamente, una nueva plataforma digital para la gestión integral de sus necesidades financieras.

El área de banca privada de Santander cuenta con un patrimonio bajo gestión de 160.000 millones de euros. Una parte de estos fondos está administrado por Santander AM, que cuenta con unos activos bajo gestión de 180.000 millones de euros.

La nueva división se ha planteado como objetivo financiero que estos activos crezcan anualmente a tasas de doble dígito para 2020.

Suiza, en el punto de mira

Con la incorporación de Planell, Santander confirma su apuesta por Suiza, una de las regiones que tradicionalmente ha ofrecido ventajas fiscales y que está en el punto de mira de los reguladores. Banco Santander señala, en un informe económico sobre el país, disponible su web TradePortal, que el Gobierno helvético ha adoptado medidas para preservar el atractivo del país como plataforma financiera, a pesar del fin del secreto bancario. En 2015, Suiza firmó un acuerdo con la Unión Europea para el intercambio automático de información.

Suiza, pese a que en los últimos años ha perdido brillo ante el fin del secreto bancario, sigue siendo el principal centro offshore del mundo, acaparando casi el 25% de la riqueza a nivel mundial que se gestiona fuera de su país de origen, según el informe Global Wealth 2016: Navigating the New Client Landscape de la consultora Boston Consulting Group.

El documento señala que en 2015 la riqueza privada en centros offshorecreció sólo un 3% -muy por debajo del riqueza financiera privada mundial, que aumentó un 5,2%-, hasta casi 10 billones de dólares.

La firma explica que un factor clave que explicaría este menor crecimiento fue la repatriación de los bienes en el extranjero por los inversores en los mercados desarrollados. De hecho, apunta que la riqueza offshore de inversores de EEUU, Europa Occidental y Japón se redujo en más de un 3% en 2015, frente al auge de centros como Hong Kong o Singapur, con crecimientos del 10% el año pasado.