Hace tiempo que desaparecieron de la primera plana informativa. La popularidad de las criptomonedas, con el bitcoin a la cabeza, se evaporó tan pronto como la promesa de ganancias inmediatas se ahogó en un mar de pérdidas aceleradas. Unas pérdidas que, sin embargo, no han dejado de acrecentarse con el paso de los meses.
La valoración total del mercado de las criptomonedas se situaba el pasado martes por debajo de los 200.000 millones de dólares (175.200 millones de euros), por primera vez en los últimos diez meses. Esta cifra representa una pérdida superior al 75% desde los máximos que alcanzó este mercado a inicios de año, cuando llegó a capitalizar más de 800.000 millones de dólares (algo más de 700.000 millones de euros). Esto significa, que en solo siete meses, las monedas virtuales han liquidado tanto dinero como el PIB anual de Suecia (la vigesimocuarta nación más rica del mundo) o como el valor conjunto de todas las empresas del Ibex salvo Inditex.
Si divisas como cardano, tron, iota o ripple han visto desaparecer hasta un 90% de su valor desde los primeros días del año, tampoco han escapado a la sangría algunas de las más conocidas como litecoin, ethereum o bitcoin, que acumulan en este periodo descensos superiores al 60%.
El valor de mercado de las monedas virtuales ha descendido a sus niveles más bajos de los últimos diez meses
La burbuja de la que muchos escépticos venían advirtiendo se ha llevado por delante la confianza de los inversores en estas monedas, sin dejar prácticamente ninguna indemne, ni siquiera las más reconocidas, como bitcoin o ethereum. "En 2017 asistimos a una subida sin precedentes, a una explosión brutal", observa Salvador Casquero, responsable de la vertical de neobancos de la Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI) y fundador de 2gether Bank, quien considera que tras ese movimiento la caída posterior del mercado "es lógica y nórmal".
En su opinión, fueron los movimientos de algunos reguladores a inicios de año para poner bajo control el funcionamiento de este mercado los que desencadenaron un movimiento bajista que se ha visto agudizado en las últimas semanas por la decisión de la SEC -el regulador de los mercados en Estados Unidos- de posponer la autorización de un fondo cotizado (ETF) que replicara la evolución del bitcoin. La lenta aceptación de estos activos en los mercados financieros es un elemento que juega en su contra.
Sin embargo, nada de esto debe entenderse como el ocaso definitivo de las monedas virtuales, en opinión de los expertos. "Esta tecnología ha venido para quedarse", asegura Casquero, y esta visión es respaldada por Antonio Herráiz, director del Programa de Innovación y Tecnología Financiera del IEB: "Las criptomonedas tienen ahora el mismo potencial que tenían antes de este derrumbe", observa.
Herráiz toma como referencia lo ocurrido a inicios de siglo con la denominada burbuja puntocom, en la que las expectativas en torno al desarrollo de Internet provocaron una escalada vertical de los mercados bursátiles, con Wall Street al frente, que pronto derivó en un derrumbe que arrasó los parqués mundiales. "La desconfianza generada por la burbuja puntocom no ha impedido que hoy las mayores compañías del mercado sean empresas de Internet", señala el experto.
Lo que sí parece inevitable, como ocurrió tras la burbuja puntocom en el negocio online, es que buena parte de las más de 1.800 criptodivisas existentes en el mercado a día de hoy acaben desapareciendo, para dejar terreno libre a las más fuertes. Herráiz se atreve a pronosticar que dentro de unos años apenas quedará un 5% de las monedas virtuales actuales. "Se han creado monedas virtuales que no aportan nada nuevo, que se han creado al calor del éxito del bitcoin con el único fin de captar dinero", sugiere.
Bitcoin ha sufrido menos el castigo de los últimos meses y ya representa más del 50% del mercado
En este sentido, Casquero defiende que los inversores en este mercado son cada vez más selectivos y se fijan en las características de estos activos y su potencial antes de decidir sus inversiones. La muestra, sugiere, es el menor castigo que han sufrido las monedas más asentadas, como bitcoin, frente a otras con menor recorrido. No en vano, la mayor moneda virtual ha elevado durante esta corrección su dominio en el mercado: si a inicios de año, su capitalización representaba apenas un 33% del total de las criptomonedas, hoy supera ya el 52%.
Herráiz no duda de que las monedas virtuales volverán a disfrutar de un periodo de auge: "Según se vaya demostrando la aplicación, que se muestre su validez y la adopción de esta tecnología, volverá un movimiento favorable", augura.
Pero los desplomes de los últimos meses y algunos casos de fraude han generado una desconfianza entre los inversores que no será difícil de vencer y alejan la posibilidad de que su uso se haga cada vez más popular. Para superar esta situación, los expertos apelan, curiosamente, a la regulación. "Se necesita que se regule. Si no, sin protección al usuario, no funcionará. Seguirá siendo algo para unos pocos expertos y para los más atrevidos, pero no para el consumidor común", comenta Casquero.
En este sentido, el experto de AEFI señala que los reguladores internacionales ya se están moviendo en este sentido y confía en que el ejemplo de los Gobiernos pioneros, como el de Malta, acabe cundiendo en el resto. "En cuanto los primeros empiecen a crear entorno regulados y favorables para la innovación el resto tendrá que meterse, porque si no, se quedan atrás", apunta.
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