Los aeropuertos españoles hicieron del pasado un año histórico. Rozaron los 250 millones de pasajeros y marcaron un nuevo récord. El tráfico aéreo se veía aupado hasta máximos gracias al boom del turismo –el 80% de los viajeros internacionales utiliza el avión- y por el aumento del número de vuelos ofrecidos por unas aerolíneas que aún aprovechaban los últimos estertores del petróleo barato.

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