La fecha prevista era a finales de este año. Ése era el tope previsto por ley para que las distribuidoras eléctricas sustituyeran todos los viejos contadores eléctricos por otros inteligentes, que permiten la medición del consumo por horas y la telegestión de los mismos. El Gobierno acabó abriendo un poco la mano, y permitió a las compañías llegar a este 31 de diciembre con al menos un 98% de su parque de contadores ya sustituido. Les dejaba margen para problemas que iban surgiendo para cumplir por completo el mandato.

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