Endesa e Iberdrola han decidido dejar en punto muerto las negociaciones para repartirse las centrales nucleares españolas -que serviría para desencallar su profundo desencuentro sobre el futuro de esta energía- hasta conocer el plan del Gobierno para ir cerrando las plantas. Sin saber cuándo pretende fijar el Ejecutivo de Pedro Sánchez los cierres de las centrales, las compañías no ven sentido a seguir diseñando a ciegas un eventual intercambio de los activos atómicos.

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