Los vigilantes de seguridad de El Prat inician esta medianoche una huelga indefinida, tras rechazar la última oferta económica de la empresa Trablisa. Sólo 175 de los 500 trabajadores de Trablisa en El Prat han participado en la consulta, y sólo dos han votado en contra de la huelga. El paro tendrá unos efectos limitados, aseguran desde Aena, después de que la Delegación del Gobierno en Cataluña haya fijado unos servicios mínimos del 90%. Pero este colectivo ya colapsó el aeropuerto barcelonés hace dos años, provocando largas colas en los accesos durante el julio, antes incluso de que empezaran los paros oficialmente convocados, con una huelga de celo.

Con los servicios mínimos impuestos por el Gobierno, el 100% del seguimiento de la huelga supondría el paro de 50 de los 500 vigilantes que atienden El Prat. Este aeropuerto dispone de 14 arcos de seguridad de acceso, una reducción del 10% de los trabajadores por seguimiento de la huelga indefinía supondría cerrar tres de esos 14 filtros. Pero a esa incidencia hay que sumar turnos de vacaciones y bajas, dos grupos que, según el comité de huelga, afectan a casi un 20% de la plantilla.

"Intentaremos cumplir con los servicios mínimos" aseguró lacónico el asesor del Comité de Empresa, Juan Carlos Giménez, tras hacerse pública la decisión de la Delegación del Gobierno. Giménez ha criticado sin embargo ese 90% por considerarlo excesivo. "Está claro que los trabajadores de seguridad de El Prat no tienen derecho a huelga" ha lamentado hoy, dejando claro que entre vacaciones y bajas, sería difícil cumplir con las exigencias del Gobierno.

Si mañana hay colas no será culpa de los empleados, aseguran los empleados

Si a partir de mañana hay colas, ha advertido, será porque hay filtros cerrados y mucha afluencia de pasajeros, "pero nunca será culpa de los trabajadores" ha añadido, como tampoco lo fue según él en la huelga de 2017. Esta vez, sin embargo, la Guardia Civil estará vigilando desde el primer momento el cumplimiento de esos servicios mínimos para evitar un nuevo colapso del aeropuerto barcelonés, aseguran desde las instituciones.

Máxime, cuando la huelga indefinida llega después de una mejora sustancial de las condiciones laborales que llevaron a los vigilantes de El Prat a la huelga hace dos años. Giménez denuncia que la empresa ofreció ayer en la mediación con al Generalitat las mismas condiciones económicas que ya había puesto sobre la mesa en febrero, extremo que Trablisa reconoce. La empresa alega que no puede asumir las exigencias económicas de los trabajadores.

La directora de Recursos Humanos de Trablisa, Pilar Albacete, recuerda que este paro " hace en el marco de un estricto cumplimiento del convenio colectivo y del laudo de agosto de 2017". Albacete asegura que los trabajadores exigen "que aceptemos unas condiciones que sobrepasan las obligaciones que nos marca esta normativa, y además en un expediente cerrado, lo cual deja sin ningún margen a la empresa”.

La responsable de Trablisa recuerda además que la nueva adjudicataria de la seguridad de El Prat -durante la huelga de 2017 la responsable del servicio era Eulen- ha incrementado la plantilla en un 44%, pasando de 320 a 500 trabajadores, "frente a un aumento del tráfico de pasajeros del 5,6%".

Sin embargo, Giménez acusa a la empresa de haber ido a la mediación "sin voluntad de negociar" y lamenta que sólo ha aceptado una de las diez reivindicaciones planteadas por los trabajadores: la que hace referencia al cobro de un plus en la nómina. Los trabajadores reclaman además un plus de un euro por hora y el aparcamiento gratuito para el personal de la compañía en el aeropuerto.