La economía española se frena. No es una excepción ni un hecho que pille por sorpresa. La desaceleración es un fenómeno ampliamente previsto y hasta cierto punto natural, tras varios años de crecimientos robustos, en el entorno del 3%.

El problema es que ese frenazo está siendo bastante más rápido de lo esperado hace tan sólo unos meses. El Banco de España ha revisado este martes sus previsiones sobre la economía española, recortando de forma tajante sus expectativas de crecimiento para el país. La institución que dirige Pablo Hernández de Cos augura ahora que España crecerá un 2% en 2019, cuatro décimas menos de lo que estimaba el pasado junio y tres décimas menos de lo estimado por el Gobierno.

Además, el organismo supervisor ha rebajado también sus proyecciones para 2020 y 2021 hasta el 1,7 y el 1,6%, respectivamente, dos y una décima menos que en su anterior estimación.

El Banco de España justifica este ajuste a la baja, en buena medida, por la pérdida de pujanza del consumo privado, que se espera que crezca este año un 1%, frente al 1,8% al que se expandió el año anterior.

El organismo advierte de que las incertidumbres internacionales están haciendo mella en el consumo interior

"En su conjunto, toda esta nueva información revela que el deterioro del entorno exterior y las incertidumbres procedentes del resto del mundo —y, posiblemente también, otras de carácter interno— estarían ejerciendo un efecto moderador del nivel de gasto de empresas y familias. Este contexto de mayor incertidumbre seguiría pesando sobre las decisiones de gasto de los agentes, particularmente en el corto plazo, lo que se traduciría en unos ritmos de avance de la actividad más moderados que los registrados en los últimos años", explica el Banco de España en su informe.

El menor ritmo de crecimiento previsto para la economía española también tiene su efecto en las estimaciones sobre el empleo. Pese a que el Banco de España augura que el mercado laboral seguirá arrojando cifras positivas, éstas serán mucho más moderadas que en años anteriores, de modo que la tasa de desempleo apenas bajará hasta el 12,8% al cierre de 2021, lo que supone un punto porcentual más de lo augurado en junio.

El organismo advierte, además, de que existen riesgos a la baja sobre sus proyecciones actuales, ya que en ellas se asume que la debilidad actual del comercio internacional es transitoria. "Sin embargo, si el debilitamiento reciente de la actividad tuviese un carácter más persistente que el asumido en los supuestos, la evolución de la economía española sería menos favorable de lo contemplado en el escenario central. Otras fuentes de incertidumbre proceden de la posible adopción de nuevas medidas proteccionistas y de la indefinición relativa al formato de la salida del Reino Unido de la Unión Europea", indica.