Economía

La banca europea ha recortado casi medio millón de empleos desde el estallido de la crisis

Los planes de HSBC para recortar unos 10.000 puestos de trabajo confirman que el sector mantiene en marcha un ajuste que ya ha arrasado más del 16% de su plantilla en 2008

La banca europea ha recortado casi medio millón de empleos desde el inicio de la crisis.

Sucursal de Banco Popular. EFE

El ajuste de la banca no parece tener fin. Las intenciones del mayor banco europeo, HSBC, de recortar hasta 10.000 empleos -que se sumarían a las más de 4.600 salidas anunciadas poco antes- no hacen sino reabrir una senda por la que este año ya han transitado Deutsche Bank (que anunció el recorte de 18.000 puestos de empleo), Barclays (3.000 salidas) o Société Générale (1.600).

Y España no ha sido, ni mucho menos, una excepción en esta tendencia. Santander y CaixaBank han liderado la reducción de empleo en el sector en 2019, con sendos ERE que han supuesto un recorte de más de 5.200 trabajadores.

Estas cifras vienen a dar continuidad a un ajuste que se inició hace ya más de una década, con el estallido de la crisis financiera en 2008, y que lejos de remitir, parece estar intensificándose en los últimos trimestres, engordando unas cifras que alcanzan ya proporciones dantescas: la banca europea ha recortado ya cerca de medio millón de empleos en poco más de una década.

La debilidad del negocio, los tipos negativos y el auge de la banca digital aceleran los ajustes de capacidad del sector

La Federación Europea de Banca (EBF, por sus siglas en inglés), cifra en 2,67 millones el número de personas empleadas en la banca europea al cierre de 2018. Esta cifra, representa un descenso superior a los 436.000 trabajadores, desde 2009. Si a estos datos se añaden los despidos anunciados a lo largo del presente ejercicio, la cifra de salidas se acerca ya al medio millón de empleados, lo que supone en torno al 16% de la fuerza laboral existente en la banca europea al inicio de la crisis.

A las dificultades generadas por la crisis financiera, las entidades han sumado en los últimos años la dura lucha por mejorar sus niveles de rentabilidad en un escenario de tipos negativos. En este contexto, la consolidación del sector a través de fusiones y adquisiciones -amén de contadas resoluciones-, que se traducido en una reducción cercana al 30% del número de bancos en la Unión Europea, ha sido clave para el proceso de recorte de empleo.

En los últimos años, además, el auge de la banca digital, en detrimento de las oficinas, también ha favorecido una racionalización de las plantillas, para adaptarse a las nuevas demandas de los usuarios. Según los datos de la EBF, más de la mitad de los usuarios de banca (un 54%) utilizó en 2018 los servicios de la banca por internet, frente a sólo un 25% que lo hizo en 2007.

Recorte agudo en España

La banca española ha tenido un papel esencial en estos recortes. No es extraño, tratándose de la quinta mayor economía de la Eurozona (contando aún a Reino Unido) y de una de los países más bancarizados de la región.

Según los datos del Banco de España, el sector financiero nacional contaba al cierre de 2018 con 278.301 empleados. Una década después, estos guarismos se habían reducido en más de 91.000 personas, a las que habría que sumar las más de 5.000 salidas anunciadas en 2019.

De este modo, la reducción de los trabajadores de la banca española desde el inicio de la crisis ronda ya el 35%, más que duplicando la media europea.

España se mantiene como el país europeo con mayor número de oficinas por habitante, casi el triple que la media europea

Y lo cierto es que los datos apuntan a que estos recortes aún podrían ir a más, a medida que el sector renuncia a la elevada capilaridad de su red de oficinas para dar un mayor peso a los nuevos canales digitales en su relación con el cliente.

Las cifras del Banco de España señalan que el número de oficinas bancarias en España se ha reducido de más de 46.000 al cierre de 2008, a tan sólo 25.759 al cierre del pasado junio. Sin embargo, y pese a estos recortes, el país sigue figurando, según los datos de la EBF, como el que cuenta con una mayor ratio de sucursales por habitantes, con una por cada 1.783 ciudadanos, casi el triple que la media europea, que es de una por cada 5.000.

No obstante, la situación cambia si lo que se valora es el número de empleados por ciudadanos, donde España no figura entre los cinco con mayor proporción, lo que demuestra que en Europa se tiende a contar con un mayor número de trabajadores por sucursales que lo que se acostumbra en el mercado español

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