El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) se prepara para engancharse a las renovables. El supervisor, encargado de velar por la seguridad de todas las instalaciones nucleares del país, ha decidido instalar placas fotovoltaicas en su sede de Madrid para estrenarse en el autoconsumo eléctrico y bajar el coste de su factura energética.

La dirección del CSN acaba de aprobar que iniciar los trámites para poner en marcha una licitación pública para contratar una compañía que instale los paneles solares en el edificio. Una medida que forma parte de un plan general emprendido por el organismo para modernizar su sede y conseguir avances en ahorro energético y en eficiencia energética.

En paralelo, el pleno del CSN –el órgano colegiado de cinco miembros que ejerce como cúpula del organismo- también ha dado el visto bueno al proyecto de instalar en el edificio del centro puntos de recarga para coches eléctricos. Ambos proyectos, el de lanzarse al autoconsumo con energía solar y el de los enchufes para vehículos eléctricos, han sido respaldados por sendos informes elaborados por la Subdirección de Personal y Administración del CSN por encargo de la dirección el pasado mayo.

El CSN ha puesto en marcha un plan de eficiencia energética –fruto de un estudio externo elaborado por la consultora Applus Norcontrol- para conseguir ahorros en consumo eléctrico, consiguientemente para recortar la factura energética que paga, y también para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Además de la producción de electricidad con paneles fotovoltaicos, el proyecto incluye otras medidas (entre ellas la sustitución de las bombillas por otros equipos de bajo consumo) con la que el Consejo de Seguridad Nuclear prevé invertir 203.215 euros, para ahorrarse 48.982 euros al año de su factura eléctrica, reducir su consumo eléctrico en más de 342.200 kilovatios hora anuales y rebajar en 116,81 toneladas de CO2 sus emisiones.

El CSN aprobó el pasado mayo poner en marcha el plan propuesto por Applus, pero no todas las medidas. El organismo prefirió postergar una medida que suponía disparar el coste del programa, pero también los ahorros. El centro no procederá a la sustitución de sus calderas de calefaccón y del combustible que consumen por otras más ecológicas, porque implicaba elevar las inversiones hasta los 603.215 euros (con un ahorro anual de la factura energética en 67.594 euros al año).