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A LAS PUERTAS DEL APAGÓN NUCLEAR

España intenta aclarar ahora qué edad tiene cada una de sus centrales nucleares

El CSN trata de establecer un criterio único para determinar cuándo arranca la vida de cada reactor, un factor clave para determinar el inicio de revisiones especiales de las plantas al cumplir los 40 años.

La central nuclear de Trillo, en Guadalajara.

La central nuclear de Trillo, en Guadalajara. Naturgy

España ya tiene una hoja de ruta para el apagón nuclear. Tras años de encontronazos, el pasado marzo llegó la paz nuclear con el acuerdo de las grandes eléctricas y el Gobierno para fijar un calendario de cierre de cada una de las centrales. Un proceso de clausuras que arrancará en 2027 y será definitivo en 2035.

En el protocolo pactado se establece Almaraz I cerrará en 2027, Almaraz II en 2028, Ascó I en 2030, Cofrentes en 2030, Ascó II en 2032, Vandellós II en 2035 y Trillo también en 2035. El acuerdo de nuevo calendario de cierres de plantas nucleares  implicará llevar la edad media del parque nuclear español entre los 46 y los 47 años de funcionamiento.

O un poco más o quizá un poco menos. Y es que no existe un criterio oficial para establecer cuándo empezar a contar la vida de las centrales. Ahora que se ha fijado las fechas de cierre, España debate ahora qué edad tienen realmente sus centrales nucleares, un factor clave para determinar cuándo deben arrancar las revisiones especiales para garantizar la seguridad al cumplir los 40 años.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ultima la aprobación de un “criterio homogéneo y común par afijar claramente la fecha de inicio de la vida de diseño de las centrales nucleares españolas (y, consecuentemente, la fecha de inicio del periodo de operación a largo plazo, OLP)”, según se recoge en el acta del último pleno de la cúpula del organismo.

¿Cuándo empezar a contar la vida de una central? Se puede utilizar la fecha en que el Gobierno aprobó la orden administrativa para autorizar su puesta en marcha, o cuando se produce por primera vez la reacción de fisión nuclear (primera criticidad), o cuando se acopló por primera vez a la red eléctrica, o cuando se inició la actividad comercial y se empezó a vender la electricidad producida por la central.

El desfase entre unos episodios puede ser sólo de unos meses, pero también de varios años. Por ejemplo, la orden ministerial que contenía el permiso de explotación para la central de Almaraz, en Cáceres, se aprobó en octubre de 1980. Pero la actividad comercial de la central controlada por Iberdrola (53%), Endesa (36%) y Naturgy (11%) no arrancó hasta 1983.

Las compañías eléctricas han venido apostando por utilizar el inicio de la operación comercial de la central para fijar el inicio de la vida de las plantas nucleares, lo que permite rejuvenecerlas y supone en la práctica retrasar al máximo el contador, según confirman varias fuentes del sector. Las revisiones especiales a las que han de someterse las centrales al sobrepasar la central de los 40 años llevan emparejada un incremento de los costes para las eléctricas.

Los técnicos del CSN, sin embargo, apuestan por adelantar la fecha inicial de las centrales. La Dirección Técnica de Seguridad Nuclear del centro ha elaborado un informe en el que propone utilizar la fecha de primer acoplamiento a la red como fecha de inicio de la vida de cada central.

El pleno del CSN ya estudió ese informe en su reunión del pasado 25 de septiembre, pero aplazó la decisión a la espera de una reunión específica con la Dirección Técnica de Seguridad para que aporte más información y justifique su propuesta. Los planes del CSN pasan por aprobar la armonización de criterios para todas las centrales, en principio, este mismo mes, según confirman a El Independiente fuentes conocedoras de proceso.

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