Que el expresidente de Nissan y Renault, Carlos Ghosn, haya escapado de la policía japonesa ya es una noticia de alcance. Pero la manera en que ha organizado su fuga eleva el hecho a la categoría de escándalo nacional en el país nipón.

Ghosn ha pasado de ser un exmagnate del motor a la espera de juicio -por corrupción- a protagonizar una evasión de película. El misterio que rodea a su desaparición mantiene boquiabiertos a los japoneses. Y es que nadie -ni siquiera las propias fuerzas de seguridad- logran explicarse cómo un ciudadano bajo vigilancia a podido burlar todos los controles. El pasado fin de semana se encontraba en su domicilio de Tokyo y el día de Nochevieja apareció por sorpresa en Beirut.

Se conocen aún pocos detalles de la operativa. Según ha revelado hoy The Wall Street Journal, el que fuera máximo responsable de Renault y Nissan llevaba meses organizando la fuga junto a su mujer.

Ghosn contaba con pasaportes dobles ocultos en su casa y tenía acceso a aviones privados. Fue en uno de ellos en el que, probablemente, salió del país. Antes de aterrizar en Líbano hizo una escala en Turquía, país en el que ya han sido detenidas siete personas sospechosas de haberle ayudado en la escapada.

Queda aún un incógnita por salir a la luz: cómo abandonó su hogar si ser identificado por las cámaras de seguridad que lo custodiaban durante las 24 horas del día. Algunos medios locales ya han alentado la teoría de que el exdirectivo logró salir escondido en la caja de un instrumento de música de gran tamaño.

Decenas de periodistas hacen guardia en el domicilio del expresidente de Nissan, Carlos Ghosn, fugado de la justicia. EFE

Este jueves, Ghosn ha emitido el segundo comunicado desde la huida de Japón. En ella, el empresario exime de cualquier responsabilidad a los miembros de su familia. "Las alegaciones en los medios de que mi esposa Carole y otros miembros de mi familia desempeñaron un papel en mi salida de Japón son falsas y mentirosas. Solo yo organicé mi marcha. Mi familia no jugó ningún rol", asegura en el comunicado.

Su ublicación exacta continúa siendo un misterio. La Interpol ya ha emitido una orden de arresto internacional en la que solicita el arresto preventivo del fugitivo, a la espera de extradición, entrega u otra acción judicial similar.

La cadena pública nipona de televisión NHK informó este jueves de que Ghosn contaba con dos pasaportes franceses y pudo utilizar uno de ellos para entrar legalmente al Líbano. Ghosn también posee nacionalidad libanesa -además de la brasileña-, lo que explica, en parte, la elección de este país como última parada de su evasión. De hecho, el magnate posee una casa de su propiedad en la capital del país árabe.

Casa de Ghosn en Beirut. EFE

Líbano no tiene ningún convenio de extradición con Japón, lo que podría dificultar su devolución al país que le persigue por corrupción. De hecho, la Seguridad General libanesa ya ha recordado que el acusado entró "legalmente" al país.

«Ahora estoy en Líbano y ya no seré rehén del amañado sistema judicial japonés, en el que existe presunción de culpabilidad, la discriminación es palpable y se niegan los Derechos Humanos básicos», explicó Ghosn en su primera comunicado, difundido el día de Nochevieja.

«No he escapado de la justicia. He escapado de la injusticia y de la persecución política. Ahora por fin puedo comunicarme libremente con los medios, algo que confío en poder hacer a partir de la próxima semana», aseguraba el exdirectivo de Nissan.

Su persecución judicial comenzó el 19 de noviembre de 2018 con el arresto de Ghosn en el aeropuerto de Tokio. Las autoridades japonesas le acusan de cuatro cargos, entre ellos la ocultación de fondos y el enriquecimiento ilícito a través de pagos a intermediarios de Oriente Próximo.

Fuentes de seguridad libanesas citadas por la cadena de televisión nipona NHK han asegurado que una persona que se parecía a Ghosn llegó al aeropuerto de Beirut a bordo de un avión privado y con otra identidad. Las autoridades de inmigración de Japón no tienen constancia en sus registros de la salida de Ghosn con su nombre.

Una portavoz de la Embajada libanesa en Tokio ha asegurado que su oficina «no recibió ninguna información» previa al viaje, que también ha pillado por sorpresa en Francia. La secretaria de Estado de Economía gala, Agnès Pannier-Runacher, ha asegurado en France Inter que están «muy sorprendidos» por la noticia, de la que se enteraron a través de los medios.