El sistema eléctrico se ha embarcado en España en el principio del fin del carbón. La producción de las centrales térmicas se quedó en 11.000 gigavatios hora (GWh) durante todo 2019, lo que supone un descenso del 68% en relación al año anterior y un auténtico desplome del 85% desde el máximo de generación con carbón registrado en el país en 2002.

De hecho, diciembre registró el hito histórico de que toda la generación de electricidad de la España peninsular se realizara sin nada de carbón por primera vez en la historia (al menos desde que se abrió la primera planta térmica en 1949) durante un día completo. Y ese hito se repitió en cinco ocasiones. Los días 14, 21, 22, 24 y 25 del mes pasado no se usó nada de carbón, según los registros de Red Eléctrica de España (REE), el gestor del sistema y de la red de alta tensión.

Un frenazo de la generación con carbón que está provocado por el cierre de varias centrales térmicas y, sobre todo, por el encarecimiento de los derechos de emisión de CO2 (en el entorno de los 25 euros, el triple que hace apenas dos años). El carbón está siendo sustituido en el mix de generación eléctrica por las centrales de gas natural -que emiten CO2, pero mucho menos que el carbón-.

El declive del carbón ha hecho que el sistema eléctrico español haya hecho de 2019 el año menos contaminante de su historia. Las emisiones de CO2 provocadas por la producción de electricidad cayeron hasta las 49,6 millones de toneladas equivalentes, lo que supone un fortísimo descenso del 23% en un año.

Los registros detallados de REE alcanzan hasta el ejercicio 2007, y aquel año se superaron los 110 millones de toneladas de CO2. Desde entonces, la horquilla en que ha oscilado de manera permanente ha sido entre los 60 y los 80 millones de toneladas de CO2. Nunca antes se registraron datos tan bajos como el año pasado, situándose por debajo de la cota de los 50 millones de toneladas.

Las eléctricas se desenganchan del carbón

Las centrales de carbón han entrado en un imparable declive en España. Iberdrola ya anunció hace dos años el inicio de los trámites para cerrar sus dos últimas centrales térmicas en Lada (Asturias) y Velilla (Palencia). Naturgy, tras clausurar la de Anllares, confirmó a principios de este años la clausura de las plantas de Meirama (A Coruña), Narcea (Asturias) y La Robla (León).

Y Endesa ya tenía previsto cerrar el próximo año las centrales de Compostilla (León) y Andorra (Teruel), pero también ha decidido adelantar la clausura de aquí a 2022 de sus dos últimas centrales, las de Litoral (Almería) y As Pontes (A Coruña). Endesa, en paralelo, pretende iniciar el cierre de dos de los grupos de Es Murterar, en Mallorca, y los dos restantes seguirán hasta que funcione plenamente el segundo cable eléctrico que conectará la isla con la Península.

Tras la avalancha de cierres, en principio, la Península se va a quedar sólo con tres centrales de carbón operativos de la quincena que estaban operativas el pasado año. EDP pretende mantener operativa las centrales de Aboño y Soto de la Ribera, ambas en Asturias, y Viesgo seguirá produciendo con la planta de Los Barrios, en Cádiz.