La despoblación, el drama en el que están inmersos miles de municipios en España, podría empezar a revertirse gracias al teletrabajo, que se ha convertido en la herramienta clave para el funcionamiento de la economía durante el tiempo de confinamiento. Perdido el miedo a trabajar en remoto, se abren las posibilidades de revitalizar las regiones rurales más olvidadas y, para muchos, de volver a su tierra con la posibilidad de seguir desarrollando su actividad. Algo, por el momento, imposible mientras no se solventen los múltiples obstáculos con los que convive la España Vaciada.

“Hay muchos municipios que, en primer lugar, no tienen una vivienda digna donde poder fijar población y el ayuntamiento no tiene puestos de trabajo suficientes. Además, la España rural tiene un problema de infraestructuras de telecomunicaciones, hay municipios a los que ni siquiera llega internet”, explica Ramón Cano, secretario nacional de la Asociación Española contra la Despoblación.

Con todo, Cano cree que la crisis del Covid-19 va a suponer “un antes y un después” en muchos sentidos, pero especialmente a la hora de desarrollar el trabajo por vía telemática y realizar trámites en remoto. “Estamos viendo cómo con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social todo se puede hacer por vía telemática”, explica.

Favorecer el teletrabajo se convierte así en una herramienta útil para sacar de la despoblación a muchas regiones que están quedando abandonadas. “Muchos profesionales están empezando a plantearse la posibilidad de establecer su residencia en municipios pequeños alejados de los grandes núcleos urbanos, lo que les permitirá vivir con más comodidad por el mismo precio (...) gracias a la red de transporte, podrán desplazarse puntualmente a la oficina siempre que fuera necesario”, explica a este periódico Fernando Encinar, jefe de estudios de Idealista.

En efecto, un impulso del teletrabajo puede llevar a muchos ciudadanos a preferir la calidad de vida de las regiones más despobladas, aunque por el momento “no es un factor que haya abierto el flujo de migración”, de acuerdo con Emiliano Bermúdez, subdirector general de Donpiso. “Se ha perdido el miedo al teletrabajo y seguramente puede ayudar al convencimiento de vivir fuera [de la ciudad en la que se trabaja] y utilizar la tecnología para desarrollar una parte del trabajo”, añade Bermúdez.

Cuando tener Internet es una utopía

Aquello de poblar al máximo las grandes urbes mientras los pequeños municipios se quedan desiertos puede comenzar a cambiar una vez que los empresarios han perdido el miedo al teletrabajo. Pero, para eso, antes hace falta que las condiciones de la España Vaciada den un salto de gigante.

En primer lugar, es esencial que las Administraciones “doten de conectividad a la población”, explica Javier Delgado, miembro de la plataforma Jóvenes de Castilla y León en Madrid. Especialmente en localidades muy despobladas, como en la provincia de Soria, cuya capital es prácticamente la única que dispone de una conexión 4G. “Muchos de nuestros municipios tienen 2G, como mucho. Con estas conexiones es imposible teletrabajar”, señala.

“El Covid-19 ha impuesto a marchas forzadas el teletrabajo y con más o menos dificultad se ha podido realizar. Ahora está empezando a existir esa cultura, pero no puede ser aprovechada porque no existe la conectividad ni una solución de continuidad. Hacen falta políticas a largo plazo”, añade Almudena Pérez, miembro de la misma plataforma.

Otra forma de favorecer que se rehabiten las zonas despobladas es contando con una “fiscalidad positiva del medio rural”, algo que recoge la legislación de la Unión Europea, como explica Cano. “Hay que luchar por los fondos de cohesión y por la PAC”, añade.

Existirá un mayor interés por inmuebles con espacios más amplios y ubicados en entornos naturales

También las condiciones del teletrabajo deberían mejorar. El Consejo General de Economistas sugería estos días al Gobierno que se establezcan deducciones sobre los gastos e inversiones relacionados con el teletrabajo debido al esfuerzo realizado por las empresas. De extenderse, esta medida supondría un paso más para convertir el teletrabajo en una realidad.

Mejor calidad de vida tras la cuarentena

Con teletrabajo o sin él lo cierto es que el confinamiento ha cambiado las preferencias de los españoles sobre su vivienda. “Los últimos datos que manejamos en Idealista muestran ya una nueva tendencia de búsqueda, ya que el peso específico de las capitales a la hora de buscar vivienda se está reduciendo en las últimas semanas”, explica Encinar, que añade que “el comprador va a ser más flexible a la hora de buscar en zonas más lejanas a cambio de otro tipo de criterios”.

Las tendencias cambian. Tras las experiencia del confinamiento, en la que muchos españoles se han visto obligados a no abandonar un espacio de pocos metros cuadrados y en ocasiones sin luz ni acceso a zonas exteriores, los portales inmobiliarios están recogiendo búsquedas de casas con más luz, terraza o jardín.

Aquí es donde entra en juego la España despoblada. Ismael Ruiz, director técnico de Instituto de Valoraciones, cree que “las posibilidades que ofrece el teletrabajo ayudarán” a la vuelta a las zonas rurales, aunque considera que aún es pronto para conocer cómo evolucionarán estas regiones en las nuevas circunstancias. 

“Creemos que existirá un mayor interés por inmuebles con espacios más amplios, exteriores y ubicados en entornos naturales, de ahí que prevemos que las zonas de la periferia en las grandes ciudades cogerán un fuerte impulso y que se produzca un posible repunte de las viviendas unifamiliares”, añade.

Como explican desde la Asociación Española contra la Despoblación, aún son necesarias medidas transversales por parte de los gobiernos de todos los niveles para convertir la repoblación de estas regiones en una realidad, pero, por el momento, “la sociedad civil tiene ganas del medio rural”.