Economía

La cara B del aceite: 'boom' en el súper y ruina en el olivar

El Gobierno presentó el jueves un paquete de medidas para facilitar que la oferta del aceite se pueda limitar y atajar así la crisis de precios.

Línea de envasado en una productora de aceite de oliva. EUROPA PRESS

El Gobierno anunció ayer su receta para frenar otra crisis, la de los precios del aceite. Un plan con 10 medidas y un objetivo: "Está en juego salvar tanto esta campaña como las siguientes". El ministro de Agricultura, Luis Planas, reconoce que los precios de origen actuales no son rentables para el olivarero tradicional. Ahora propone facilitar que la oferta se pueda limitar para elevar los precios que reciben los productores.

El hartazgo de los agricultores ha crecido en las últimas semanas. El precio del aceite en origen se ha hundido y oscila hoy entre los 1,6 y los 1,9 euros por litro. La producción de la última cosecha, en cambio, descendió un 37% respecto a la de 2018-19. Mientras, en las semanas de pandemia, el consumo ha crecido un 30% y se ha disparado la venta en supermercados: un 19% más durante el primer trimestre, según detalla Efe en este reportaje.

Las organizaciones agrarias culpan a aquellos que se lucran a costa de los olivareros. Los envasadores y comerciantes apuntan al descenso de las exportaciones y el cierre de la hostelería por el estado de alarma. Y el ministro Planas achaca la situación a una "cuestión estructural". Pero, ¿cómo ha llegado el sector oleícola hasta aquí?

Los precios comenzaron a bajar con la crecida de la cosecha de 2018. Al aumento de la oferta y la caída de precios se suma un segundo problema: el cambio tecnológico. "El aceite lo producen desde olivares tradicionales con varea en mano a otros súper intensivos que cosechan a máquina. El coste de producción de un olivar súper intensivo, más o menos, es de 1,5 euros el litro, mientras que el del tradicional está entre los 2,5 y 3,5 euros", explica Tomás García Azcarate, investigador del CSIC. El olivar tradicional, que ocupa el 70% de los 2,7 millones de hectáreas de olivo que hay en España, sólo representa el 54% de la producción.

Retener hasta el 10% de cosecha, etiquetado...

Con su hoja de ruta, Planas quiere aplacar a corto plazo la crisis de precios. Unas de estas medidas están pensadas para regular la oferta. El paquete contempla el almacenamiento privado, es decir, que las cooperativas puedan almacenar y retener de forma voluntaria hasta el 10% de la producción. "Lo ideal sería que [el almacenamiento] lo hicieran las organizaciones interprofesionales, lo que implicaría un cambio en los reglamentos comunitarios. Para que lo hagan las cooperativas no hace falta cambiar esas reglas", apunta García Azcarate.

Esta decisión de Planas llama la atención de César Giner, profesor de Derecho Mercantil en la Universidad Carlos III de Madrid. Giner avisa: su valoración es general, no conoce ni los detalles ni el papel preciso del Ministerio de Agricultura en estas políticas. Según explica, este tipo de acuerdos "horizontales" son los más perseguidos por las autoridades de la competencia. "Es verdad que de una manera excepcional, en situaciones de grave crisis por derrumbe de los precios, de forma limitada en el tiempo y reteniendo un porcentaje de producción de no más del 15%, hay alguna sentencia del Supremo en la que se ha permitido este tipo de prácticas", añade.

La Política Agraria Común (PAC) influye "a veces" en las normas de competencia. "Se considera que hay intereses que deben protegerse por encima de los de la política estricta de la competencia (...) Otra cosa es promover y vigilar la creación de un cártel horizontal permanente entre los productores del aceite de oliva. Ese cártel al final acaba lesionando los intereses de los consumidores porque subiría los precios del aceite", argumenta el profesor.

Otra medida del decálogo fomenta la cosecha temprana. "De siempre se sabe que el aceite cosechado tempranamente es menos productivo pero de mejor calidad. Le sale a cuenta al agricultor cosechar antes. Aunque tenga menos aceite gana más porque lo puede vender más caro", apunta García Azcarate, del CSIC.

Entre las medidas figura otra para regular la producción que permitiría inmovilizar parte del aceite de oliva producido durante un periodo de tiempo determinado. "Retener el aceite en los años buenos significa disponer de más aceite cuando venga un año malo, siempre que lo conserves en condiciones. Esto permite evitar el pico de precios cuando falta cosecha y evitar el hundimiento cuando sobra", indica el investigador.

Otra regla tiene que ver con el etiquetado del producto. La idea es que el cliente distinga en la etiqueta que el aceite procede de explotaciones tradicionales y no de intensivas. De cara a la promoción del aceite de oliva, Agricultura propone aumentar el dinero para campañas publicitarias en la Unión Europea y otras mercados.

A todas ellas le siguen varias propuestas para que los productores reciban ayudas adicionales a través de la nueva PAC. Esta política europea ha jugado un papel importante en la subsistencia del campo español en los últimos años. En estos momentos su presupuesto para el periodo 2021-2027 sigue en fase de negociación.

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