La junta de accionistas de Grupo Prisa, propietario del diario El País y de la Cadena Ser, entre otras sociedades, que se celebrará este lunes promete ser decisiva para el grupo y para definir la lucha de poder interna por el control de la compañía. Los accionistas deben ratificar la continuidad del presidente no ejecutivo del grupo, Javier Monzón, en un momento en que el primer accionista de la compañía pide su cabeza.

El mayor accionista de Prisa ahora es con mucho el fondo Amber Capital, capitaneado por el empresario armenio Joseph Oughourlian y que controla un 29,8% del capital. Pero su capacidad de influencia en la compañía es muy reducida dada su participación y en comparación con la ascendencia de otros socios.

Amber quiere descabalgar a Monzón de la cúpula del grupo de medios de comunicación precisamente por considerar que defiende los intereses de otros accionistas con menor peso en el capital. Monzón es consejero de Santander y presidente de Openbank, filial de banca digital de Santander.

El banco comandado por Ana Botín cuenta con una participación del 4,1% en Prisa, pero su peso es mucho mayor por ser el financiador de la familia Polanco –históricos propietarios del grupo y herederos de su alma mater Jesús Polaco- en la última ampliación de capital del grupo para mantener su 7,6%. El crédito concedido tiene como garantía las propias acciones de la familia.

Otros socios destacados en Prisa con Telefónica (9,4%), el banco HSBC (9%), el jeque catarí Khalid Al-Thani (5,1%), el ex consejero de Santander Carlos Fernández González (4%) o el magnate millonario  Carlos Slim (4%). Y de fondo está la figura y la ascendencia del ex presidente del Gobierno Felipe González, miembro del consejo editorial de El País y amigo personal muy cercano tanto del presidente de Prisa, Javier Monzón, como de varios de sus máximos accionistas.

Frente a Amber Capital y su intento de descabezar el grupo y apartar a Monzón (tarea en la que puede acabar teniendo el apoyo de varios de los fondos de inversión presentes en el capital del grupo de medios de comunicación), se encuentran el resto de accionistas españoles y el peso de Felipe González como contrapeso. Amber ya trató de prescindir de Monzón cuando fue temporalmente imputado en el caso Púnica por la presunta participación de Indra –de la que el directivo era presidente- en la presunta trama de corrupción del PP de Madrid.

El choque de Monzón con el principal accionista del grupo –descontento con la gestión de la compañía y que reclama más eficacia en las desinversiones pendientes para obtener de una vez dividendos-  ha sido más que evidente con el relevo en la dirección de El País. Y es que la sustitución de Soledad Gallego Díaz y la vuelta al frente del diario de Javier Moreno ha sido un movimiento auspiciado directamente por Monzón y que no fue comunicado a Amber Capital antes de producirse.

Una operación, además, en cuya ejecución Felipe González ha sido el hombre clave en un intento de romper el hilo directo entre El País y el Gobierno de coalición de PSOE y de Unidas Podemos, en un intento de que el periódico vuelva a los planteamientos socialdemócratas clásicos ligados a la vieja guardia del Partido Socialista y no a la actual dirección de Pedro Sánchez.