La inflación de EEUU alcanzó en abril su nivel más alto desde 2008, al crecer un 4,2%. El precio de los alimentos frescos se ha disparado un 2,4% en un mes, su mayor alza desde 1974; el de los coches de segunda mano, un 10%, la mayor subida desde que existen registros, y el del alquiler de coches, un 92%.

En España, las subidas de precios aún quedan lejos de las norteamericanas: el Índice de Precios al Consumo (IPC) se disparó en ese mismo mes un 2,2%, casi un punto por encima del mes anterior, y en Alemania, país sensible a estas cuestiones, ha subido un 2%. En este marco, al otro lado del Atlántico los inversores temen que estos datos propicien una subida de tipos de interés más rápido de lo previsto y con muchas economías aún debilitadas por la pandemia.

¿Es posible? La subida de los precios llevaba en hibernación en los países avanzados más de tres décadas, pero ha despertado en plena crisis del coronavirus y la duda es si se mantendrá durante un tiempo prolongado, el tiempo suficiente para que los bancos centrales reaccionen subiendo los tipos de interés.

Las razones del llamado sobrecalentamiento de los precios son, principalmente, cuatro: el incremento del precio del petróleo por el aumento de la demanda mundial, entre otros; la caída generalizada de los precios del año pasado, que hace que en comparación con entonces la subida sea mayor, y los cuellos de botella que están paralizando algunas actividades y provocando problemas con la oferta, como por ejemplo en India, donde la nueva ola del virus ha detenido la producción de fábricas, o como la falta de microchips por el incremento de la demanda.

"Mucha gente, empresas, hogares, han invertido en poder trabajar desde casa y en poder tener un entretenimiento en casa, y eso ha dado lugar a la compra de ordenadores, tablets...", explica este último factor el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, ante las preguntas de este medio.

El director de estrategia de inversión de ING España, Francisco Quintana, recuerda que la inflación "ya sabíamos que venía y que estaba pasando", pero advierte de los posibles efectos inesperados relacionados con la pandemia: "No sabemos muy bien por dónde van a salir". Otro factor que menciona Quintana es la fuerte recuperación económica de EEUU, ligada a su rápido proceso de vacunación, que "nadie esperaba que fuese tan fuerte" y que también va de la mano del paquete fiscal de Biden.

Vuelta del gasto

Una de las razones que está provocando parte de ese aumento de la inflación, por ejemplo en Estados Unidos, es la vuelta al gasto después de las restricciones por la pandemia, que ha llevado a que cada vez más ciudadanos gasten en servicios. Eso está dando lugar al aumento de precios en alojamientos y coches usados, entre otros servicios que se dejaron de utilizar el pasado año.

Pero se trata de un incremento de precios que los expertos creen que es coyuntural, por lo que se irá resolviendo con el tiempo, de la misma manera que sucederá con el factor de los cuellos de botella, a medida que la población se vacune en esos países emergentes ahora más afectados por el virus, y al igual que el de los precios del petróleo.

Tipos de interés

A pesar de los factores circunstanciales, y de que las autoridades estadounidenses han insistido en que la subida de precios no afectará a la recuperación, el nerviosismo sigue ahí y las bolsas europeas acusaron la semana pasada esos miedos, registrando importantes caídas. Pero la presión inflacionista persistente parece aún lejana.

"¿Vamos tener más inflación? Sí, pero para que tengamos un escenario de inflación sostenida vamos a necesitar muchos más trimestres como estos para que veamos al Banco Central Europeo (BCE) preocupado", opina Cardoso.

Por eso, concluye que en BBVA no lo ven probable: "No tenemos a la vista cambios en los tipos de interés", sobre todo, porque aún es necesario que pasen muchos trimestres para volver a la situación económica en que estábamos en 2019, en cuanto a niveles de paro, por ejemplo, y salarios dentro del mercado de trabajo, que también influyen en la inflación.

"¿Cuánto tiempo va a tener efecto? Si dura un par de años, tenemos un problema: cuanto más dure, más probable es que lleve a un círculo vicioso de inflación", opina Quintana. Por ahora, asegura, está claro que todo va a durar un poco más de lo que parecía el año pasado: probablemente en EEUU este año se quede en un 4%, el año que viene los precios empezarán a caer y en Europa, lo mismo "en versión light", situándose la inflación en el 2% este año, con un pico en el tercer trimestre pero siempre por debajo del 2,5%, algo que "no es poco para Europa, que no conseguía subir del 1% ni por accidente".

En ese sentido, recalca que esas inflaciones no son particularmente malas, sino "las que normalmente van de la mano de un crecimiento normal", pero señala que lo que da miedo a los inversores es una subida de tipos de interés a la vez que se retiran los estímulos.

"Ahora mismo tenemos una vulnerabilidad extrema ante cambios en los tipos de interés y eso lo saben los bancos centrales y los gobiernos", insiste Quintana, apuntando que, de subirse los tipos, "empezaríamos a ver quiebras en cadena en las empresas". "Por eso creo que los bancos centrales van a prestar un poco menos de atención a la inflación y un poco más a la visión general".

Quintana cree que incluso con 3 años de inflación alrededor del 4% en EEUU, la subida de tipos de interés no sería como la esperable si eso hubiera ocurrido hace 20 años. "Dudo que veamos subidas de tipos de interés incluso en un escenario no central, alternativo, en que la inflación subiera de manera continuada en un par de años. Estamos en una especie de 'versión light' de la antigua política monetaria".

Aun así, recalca que "va a haber ruido" porque "vamos a ver tasas de inflación en países donde no les gusta ver tasas de inflación elevadas, como Alemania, y esto puede asustar al BCE".