En plena tensión geopolítica entre Ucrania y Rusia, Estados Unidos -que ya ha advertido a Putin de que “se arrepentirá” si decide lanzar una ofensiva- ha ganado la primera batalla sin tener que realizar ninguna maniobra en territorio enemigo. Lo ha hecho a través del gas, joya de la corona del país del norte de Europa, del que dependen buena parte de los países de la Unión Europea.

El gas ruso se ha convertido en los últimos meses en uno de los bienes más preciados de los países occidentales. El precio de la materia prima escaló este otoño e inicio de invierno a cotas históricas mientras Rusia tensaba la cuerda con Alemania y Ucrania. 

La fuerte demanda de Asia y el encarecimiento de la extracción provocó que el gas se encareciera hasta un 300% más en poco más de un año. Además, el cierre del gasoducto de Marruecos con Argelia incrementó la incertidumbre en el mercado gasístico. Tal y como contó este periódico, el suministro estaba garantizado del gas que procedía del país africano, si bien los costes se encarecen un 50% debido a que la materia se transporta en buques cargueros. 

La confianza para que se disponga del gas suficiente es total y la ministra para la Transición Energética, Teresa Ribera aseguraba que a pesar de “ser un tema sensible”, España “cuenta con una posición sólida en cuanto a la garantía de suministro y, además, la infraestructura de regasificación de la que disponemos permite el rápido acceso a gas natural licuado por barco y por tanto no hay problema de abastecimiento con fuentes muy diferentes”.

Pero lejos de que el conflicto entre Estados Unidos y Rusia a cuenta de Ucrania haya provocado un tensionamiento en el precio del gas, las amenazas entre ambas potencias han servido para que los futuros de la materia prima hayan caído considerablemente. Esto se debe, principalmente, porque EEUU ha duplicado sus envíos a través de buques metaneros, lo que se ha traducido en una sobredemanda y, por tanto, una relajación en las adquisiciones.

Así, en los veinte primeros días de enero, el precio del mercado diario de gas en Europa (TTF) baja con rotundidad hasta los 82,3 €/MWh, desde los 120,67 €/MWh que marcaba en diciembre. Es un descenso del 36%, pero sigue siendo una cota muy elevada. 

“No hay que perder de vista que Europa está atrayendo el GNL norteamericano a costa de mantener un estrecho descuento con respecto a los precios asiáticos para las entregas de febrero y marzo”, explican desde el grupo ASE.

La suerte no le acompaña a Putin

La jugada de cerrar el grifo a Europa, por ahora, le está saliendo mal a Putín ya que, el contexto internacional, no le ha ayudado. La llegada de los buques cargueros a Europa, sedienta de gas natural debido a la dependencia de esta materia prima, también ha coincidido con un invierno mucho menos frío que el anterior, provocando que la demanda de gas natural sea muy inferior a la de hace doce meses.

China, Japón y Corea del Sur, mayores compradores que Europa de combustible súper frío (el que se utiliza en las centrales eléctricas) tienen el almacenamiento lleno, por lo que las cargas no comprometidas de la cuenca del Atlántico que se dirigían al continente asiático, recoge el Financial Times, están siendo devueltas y enviadas a Europa 

 Además, según los expertos, la tortilla se ha dado la vuelta y Europa ha sacado la chequera y está pagando por el gas precios que meses anteriores no pagaba si bien es cierto que las reservas asiáticas llenas permiten que los países de la región no tengan que hacer esfuerzos económicos para adquirir esta materia prima.

Dependientes de gas ruso

La llegada del gas estadounidense es una especie de ‘Bienvenido Mr Marshall’ a la europea. Rusia es la gran exportadora debido a su papel de potencia extractora y su cercanía geográfica con los países de la Unión Europea.

Rusia envía alrededor del 95% de sus exportaciones totales a Europa, más del 90% a través de gasoductos, lo que representa alrededor del 30%-35% de los suministros de Europa en general, según datos del ministerio energético ruso.

El conflicto diplomático contra Rusia se produce, además, en el momento que estaba  a punto de estrenar el gasoducto Nord Stream 2. La infraestructura unirá Rusia, a través del mar Báltico, con Alemania. Anunciado en el año 2015, consta de dos tuberías de 1.200 kilómetros, con un valor de 11.000 millones de dólares y con una capacidad total para transportar 55.000 millones de metros cúbicos de gas al año.

Dicha infraestructura no contaba con el apoyo de Estados Unidos puesto que Joe Biden consideraba que se trataba de una iniciativa de Rusia para ganar influencia. La Unión Europea, a pesar de la dependencia que el Viejo Continente tiene respecto al país dirigido por Vladimir Putin, asume que no es posible estrenar el gasoducto.  “No se puede imaginar que por un lado pensamos en imponer sanciones y por otro lado abrir una infraestructura. Está ciertamente ligado a la situación militar de Ucrania", señaló Josep Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.

Subida de precios

Con todo, y a pesar de la caída en los precios del gas, Teresa Ribera espera que los precios de la materia prima cojan carrerilla en las próximas semanas. “Nos impactará como a los demás países la evolución del precio del gas en un momento en el que hay un aumento muy notable de la demanda de los países asiáticos. También nos inquieta las tensiones con el que es (Rusia) el primer suministro de gas a muchos países de Europa», ha dicho antes de participar en Amiens (Francia) en el Consejo de Ministros de Energía de la UE.

Tras calificar como «sensible» este conflicto, ha subrayado que España tiene una posición sólida sobre la garantía de suministro y, además, con las infraestructuras de regasificación de que disponemos permiten el rápido acceso de gas por barco. Por lo tanto, no hay problemas de abastecimiento porque tenemos fuentes muy diferentes».