El Instituto Nacional de Estadística (INE) informó la pasada semana de que ha actualizado la lista de productos en la que basa sus cálculos para el índice de precios de consumo (IPC). El indicador tiene como objetivo medir cómo varían los precios de los bienes y servicios que consumen los hogares españoles. Es decir, la famosa cesta de la compra que se usa para hablar de la inflación.

Lejos de tratarse de una selección genérica o simple, la lista incluye todo tipo de productos-casi 500- que usted podría no haber comprado en jamás pero que el INE considera representativos. Está el gofio canario, la quinoa y la fruta escarchada rechazada por tantos el mes pasado, con el roscón de Reyes. A la vez, usted podría echar de menos otros: como muestra, no están el tofu, la heura, ni la soja texturizada, que utilizan como sustituto de la carne los veganos.

Este periódico ha buceado en las 271 páginas que componen la clasificación de bienes y servicios que se utiliza para el cálculo del IPC, facilitada por el propio INE, para conocer qué se mide y qué no, así como qué ha salido y entrado de la lista con los cambios introducidos de cara al último dato publicado. Estos cambios no incluyen el precio de la electricidad en el mercado libre, otra modificación que el instituto tiene previsto hacer próximamente.

Para sorpresa de muchos, Netflix sí aparece -textualmente- en la clasificación, y también se incluyen sin nombrarlos otros servicios de reciente generalización entre los españoles como el que proporciona Spotify para escuchar música online sin necesidad de descargarla, y los de otras plataformas similares para la visualización de películas y series. No se especifica cuáles, ni si Youtube o Twitch entran o si aún no se tienen en cuenta, al no estar ligados a la industria cinematográfica ni a la de la música.

Sí aparecen, en cambio, las descargas de libros electrónicos -de Amazon Kindle, Nubico o Casadellibro, reza el documento- y la cuota del Círculo de Lectores. Los lectores de libros electrónicos y sus accesorios, como cargadores, igualmente aparecen en una lista menos antigua de lo que se podría pensar.

Las inclusiones más recientes, las de este mes, son sin embargo de origen más práctico. Se han incluido los tapones de los oídos, los termómetros, las jeringas, vendajes, esparadrapos, y gasas, que no estaban, así como los botiquines, el alcohol médico, la mercromina, el betadine y el agua oxigenada. También los líquidos de lentillas, las tirita, apósitos, agujas hipodérmicas.

A la vez, el otro grupo que se ha incluido en la cesta ha sido el de los accesorios de vehículos, que comprende artículos como las fundas, alfombras, ceniceros, embellecedores, bacas, maleteros de techo, portaesquís, portabicis, candados, barras de seguridad, los chalecos y triángulos reflectantes, los GPS y las cadenas para la nieve.

En el capítulo de otros productos llamativos ya incluidos en la cesta de la compra están los medicamentos homeopáticos, el pago por ir de excursión en catamarán, o por conducir en un circuito de karts, recibir clases de cerámica, ir a una bolera o la cuota de coto de caza. Asimismo están incluidos equipos deportivos de canoas a kayaks, los aviones y helicópteros -¿quién no tiene uno?- y los coches de golf.

Lo que el INE ha desterrado

Al conocerse el dato del IPC de enero, trascendió que de la lista de la compra que utiliza dicho organismo para medir el IPC habían salido los CD y DVD y el compact disc, así como que se habían incluido las mascarillas. A continuación, todos los bienes y servicios que han dejado de resultar representativos del consumo de los españoles, y por tanto, han salido de la lista:

  • Todos los servicios de lavandería, tintorería y teñido de ropa.
  • La leche en conserva de origen animal, con o sin cereales, en polvo, condensada o evaporada, que contengan o no complementos, pero no la leche en polvo para bebé.
  • La margarina, la mantequilla, la crema de cacahuete -aunque esta última está de moda- y otras grasas alimenticias vegetales.
  • Los artículos de mercería, de las hebillas a los botones, los corchetes y las cremalleras, pero también los cortones, los hilos, las hombreras, las rodilleras, las coderas. Solo se salvan las agujas, los imperdibles, los alfileres y las plantillas para zapatos.
  • Adiós a los servicios de limpieza y de reparación de zapatos, y también a su alquiler. Salvo si quieres reparar un calzado deportivo, como unas botas de esquí, o de fútbol o patines de hielo; estos especifica el INE, siguen contando.
  • Los servicios de mantenimiento de los sistemas de calefacción, del coste de la mano de obra al de los materiales, ya no se consideran representativos.
  • Las alfombras y las moquetas, pero ojo, no las del baño, ni las esteras, esterillas, ni los felpudos.
  • Los españoles no planchan como antes y así, las planchas de ropa quedan fuera del cálculo del IPC, las de todo tipo, incluyendo las industriales.
  • Cubertería: de juegos completos a piezas sueltas de cubertería, todas las cucharas, los tenedores, cuchillos, cucharillas, trinchantes, cucharones, espumaderas, las tijeras de cocina, tenacillas de cocina, tijeras de trinchar aves, pinzas para azúcar… en acero inoxidable, aluminio, alpaca, plata y toda clase de metales. Los de cartón y plástico, no.
  • Las taladradoras, soldadoras, sierras, soldadores, pistolas de pintar, los destornilladores eléctricos y las cizallas eléctricas.
  • Los tractores para jardín, los cortacésped a motor, podadoras, bombas de agua, aspersores no manuales, depuradoras de agua de piscina y otros aparatos de motor de jardinería. Los motores para puertas de garaje y las brocas de los taladros, quedan todos desterrados.
  • Las pruebas de embarazo y los anticonceptivos no orales, así como los test de ovulación.
  • Los aceites y lubricantes, los líquidos de frenos y de transmisión, los anticongelantes.
  • Los servicios de mudanza y guardamuebles.
  • Los tocadiscos, los reproductores y grabadores de casetes, los reproductores y grabadores de CD, las mini-cadenas, los equipos de música, las radios para coches, los despertadores, las antenas y los aparatos de radioaficionado.
  • Las cámaras fotográficas, incluidas las desechables, cámaras cinematográficas, proyectores de películas y diapositivas, cámaras de vídeo, videocámaras, los equipos de revelar fotografías.
  • Los teclados, monitores, ratón, impresora, escáneres, alfombrilla, protectores de pantalla, módems, fundas para ordenadores.
  • Los artículos de gimnasio como cintas de correr, bicicletas estáticas, elípticas, bancos de abdominales, y también las mesas de billar y de ping-pong, las máquinas pin-ball y las recreativas.
  • Los equipos de acampada, las tiendas de campaña y los sacos de dormir, mochilas, colchones de aire y bombas de inflar, sillas y mesas de camping, hornillos de acampada y barbacoas. También los botes y piscinas inflables para niños y juegos de playa como los bolos, el cricket y frisbees.
  • Los fertilizantes, estiércol, tierra, abonos, compost, turba de jardín, macetas, tiestos y maceteros. También los insecticidas y plaguicidas de uso doméstico. No se excluyen, en cambio, las plantas, las flores, las macetas, las semillas. ¿Nos gustan las plantas pero no cuidarlas?
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