Aumentar la productividad es el Santo Grial de las empresas. Cómo conseguir más beneficio con los mismos empleados trabajando las mismas horas es la obsesión diaria de empleadores, mánagers y CEOs. Pero los datos revelan que la productividad lleva dos años hundiéndose. ¿Y si las empresas tuviesen una gran parte de responsabilidad en esto?

Es lo que sugiere una investigación académica recién publicada por el sociólogo Oscar Pérez Zapata, de la Universidad Pontificia Comillas y la Universidad Carlos III de Madrid y la psicóloga Gloria Álvarez Hernández, adscrita a esta última. Su trabajo concluye que asegurar unas condiciones de empleo adecuadas podría reducir un 60% de los casos de mala salud mental de los trabajadores, en el caso de las mujeres, y de un 80% en el caso de los hombres. Porque el trabajo es el causante de estos problemas.

Es decir, que lo que pasa en el trabajo es lo que más impacta en la salud mental de la población, por encima del resto de factores, una población ya con excesivos problemas de salud mental. "Todos los datos sugieren que estamos apretando más de la cuenta a los trabajadores", explica Pérez Zapata en conversación con El Independiente.

El investigador experto en el síndrome del trabajador quemado lo explica a través del ejemplo del deporte de élite: los técnicos de los futbolistas quieren sacar el máximo rendimiento de ellos. Para eso, les exigen lo máximo durante un tiempo determinado, y luego les dejan descansar. Saben que no pueden entrenar todos los días al 100% si quieren que lleguen a los partidos al 100%. Y que ese descanso forma parte de que rindan mejor, porque si no les permiten bajar el ritmo, se rompen.

"Sin embargo, el empresario tiene esta idea de decir 'yo voy a apretar todo lo que pueda, porque si trabajan menos, yo gano menos'. Pero eso es cierto solo en parte, porque si los trabajadores están haciendo poco, es cierto que tienes que apretar, pero pasado un cierto punto que ya está sobrepasado clarísimamente, la cosa cambia. Hay un punto a partir del cual no le sale rentable al trabajador ni al empresario, pero nadie está haciendo nada para estudiarlo", analiza.

Eso está teniendo una clara repercusión en las bajas laborales de los trabajadores. Los trastornos mentales uno de los principales motivos por los que los trabajadores causan baja en sus empresas. Exactamente, el quinto (5% de las bajas) por detrás de los trastornos musculoesqueléticos (23%), respiratorios (12%), de las infecciones (9%) y de los trastornos digestivos (6%), pero son los de más gravedad con los trastornos musculoesqueléticos y el cáncer. Analizando las bajas más graves, las que llegan a 12 meses, los trastornos mentales son los segundos más habituales (el 15% del total, solo por detrás de los musculoesqueléticos).

La EPA británica, donde se incluyen preguntas sobre salud mental -algo que no sucede en la encuesta anual de España-, recoge que los problemas de salud mental en el trabajo han crecido en los últimos años hasta el punto de que ya suponen más de la mitad de las enfermedades relacionadas con el mundo laboral... y de los días de baja. Entre los principales causantes, las presiones relacionadas con las cargas de trabajo, los plazos ajustados y un exceso de responsabilidad.

No analizarlo y tomar medidas conlleva daños sociales para los trabajadores, pero también organizacionales y económicos de enorme calado. En esa línea, la investigación remarca la necesidad de diseñar políticas orientadas a promover la salud mental desde la prevención para eliminar o mitigar el daño. No se trata solo de reforzar la salud mental pública, sino de actuar en el origen.

¿Cómo? En primer lugar, regulando la intensidad del trabajo, los ritmos, las cargas y las exigencias, para reducir la mitad de los problemas de salud mental de los hombres y casi una quinta parte de los de las mujeres. Específicamente, moderando la rapidez con la que se tiene que trabajar y la medida en que los trabajadores tienen que atender a varias tareas al mismo tiempo.

En segundo, con intervenciones que ayuden a reducir la precariedad, garantizando sueldos suficientes, al menos, para cubrir imprevistos, el miedo a reclamar mejoras en las condiciones de trabajo y los horarios reducidos -el siguiente factor laboral relacionado con los problemas de salud mental, causante del 19% en el caso de los hombres y del 17% en el de las mujeres-; y, en tercero, interviniendo sobre las relaciones sociales en el plano laboral -podría reducir un 9% los casos de mala salud mental en el caso de los hombres y un 17% en el de las mujeres-.

"No puede ser que estemos enfermando a la gente y esos costes se deriven a la Seguridad Social"

Avanzar hacia la detección de la mala salud mental de forma preventiva por ejemplo, como propone la investigación, regulando los ritmos y las cargas de trabajo, es importante para que no derive en un trastorno que lleve a la incapacidad. Pero Pérez Zapata va algo más allá: ¿por qué no controlar en qué empresas los trabajadores causan baja por problemas psicológicos ligados a lo laboral?

"Lo que no puede ser es que estemos enfermando a la gente y que esos costes se deriven a la Seguridad Social porque no hay trazabilidad de quién los provoca. Y no pase nada", afirma Pérez Zapata. Hoy por no existe una vía oficial para medir de dónde proceden los problemas de salud mental de los empleados. Sí se conoce que el 17% de los españoles han sufrido ansiedad en los últimos 12 meses. El 30% dice sentir estrés "siempre o casi siempre". El 28% que dice que tiene problemas de sueño varias veces a la semana o a diario.

Este problema se podría abordar, por ejemplo, imponiendo un control a las empresas de qué número de personas se ponen enfermas, estandarizado para que pueda ser comparable, de la misma manera que deben comunicar su información financiera. Es algo que permitiría establecer comparaciones y también multas en caso de que se sobrepasen ciertos límites. O incluso podría ser una información interesante para los propios trabajadores, que podrían querer evitar una empresa donde las bajas son especialmente frecuentes.

Desde luego, opina el sociólogo, la solución no pasa por aconsejar a los empleados que deben "gestionarse el estrés mucho mejor, irse a correr, a hacer yoga, o por desconectar", asegura. Las clases de yoga en la oficina "impactan muy poco, no son los factores que realmente son diferenciales. Hay que tratar o mitigar en origen".