Cementos Portland Valderrivas, filial de FCC, ha apagado todos los hornos de sus siete principales centros de producción en España debido al alto precio de la electricidad, que ya estaba descontrolado desde hace meses y ahora ha agravado la guerra en Ucrania. La compañía tiene fábricas de cemento en Madrid (Morata de Tajuña), Cataluña (Monjos y Vallcarca), Andalucía (Alcalá de Guadaira), Castilla y León (Venta de Baños), Cantabria (Mataporquera) y Navarra (Olazagutía).

Según explican a Europa Press en fuentes de CC.OO., la empresa ha trasmitido a sus trabajadores su intención de paralizar la actividad hasta que el precio de la electricidad vuelva a bajar de los 200 euros el megavatio hora (MW). Hoy está en 370 euros y mañana viernes en 285.

Se trata de una medida temporal para la cual todavía no se ha planteado ningún expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para ninguno de sus más de 1.000 empleados. No obstante, las mismas fuentes sindicales señalan que el precio de la energía en España ya no es un problema coyuntural sino estructural, que requiere una "inmediata" respuesta por parte del Gobierno.

Ahora que Bruselas ha abierto la puerta a cambiar el sistema por el que se calculan los precios eléctricos, como topar el precio del gas en el 'pool', uno de los principales elementos que lastran cada día el precio de la electricidad, el Gobierno podría actuar de forma inminente para cambiar la regulación.

Medidas extraordinarias

En su última cuenta de resultados, FCC ya advertía, cuando todavía no había comenzado la invasión rusa en Ucrania, de los efectos que la subida del precio de la energía eléctrica y de los combustibles estaba ocasionando en su actividad de cemento en el segundo semestre del año pasado.

De hecho, el resultado bruto de explotación (Ebitda) de Cementos Portland cayó un 45,6% en 2021, hasta 76,1 millones de euros, por esta razón, así como por el impacto de la elevada venta de derechos de dióxido de carbono (CO2) del año anterior.

Teniendo en cuenta que ahora el precio es incluso mucho mayor que el que se registraba en ese semestre, la compañía, así como el resto de empresas que consumen una gran cantidad de electricidad, se han visto obligadas a paralizar su actividad hasta que el Gobierno tome alguna medida extraordinaria.

Además de Cementos Portland, Acerinox también ha apagado su acería en Cádiz y ha lanzado un ERTE progresivo para sus casi 1.800 trabajadores; ArcelorMittal también paró su actividad en la planta de Olaberria (Guipúzcoa); Ferroatlántica ha hecho lo mismo en Galicia, Cantabria y Huesca; Xeal y Megasa en Galicia; o Reinosa Forgings y Bondalti en Cantabria, entre otras.

Ferroglobe apaga tres fábricas

Ferroglobe, productor de silicio metal y ferroaleaciones participado en un 54% por el Grupo Villar Mir, ha apagado los hornos de sus tres fábricas en España, las de Arteixo (Galicia), Boo (Cantabria) y Monzón (Huesca), debido al alto precio de la energía en España.

Según informan a Europa Press en fuentes sindicales, la actividad se paralizó este miércoles para dos días, pero todavía está por decidir qué se hará este viernes, dependiendo siempre de las medidas que apruebe el Gobierno para paliar el impacto del precio de la energía en toda la industria electrointensiva de España.

La aplicación de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) todavía no está en la mesa, pero los agentes sociales aseguran que el precio al que la electricidad ha llegado hace "totalmente insostenible" continuar con la actividad.

Además de Ferroglobe y Cementos Portland, multitud de empresas industriales están tomando la misma decisión: Acerinox también ha apagado su acería en Cádiz y ha lanzado un ERTE progresivo para sus casi 1.800 trabajadores; ArcelorMittal paró su actividad en la planta de Olaberria (Guipúzcoa); Xeal y Megasa en Galicia; o Reinosa Forgings y Bondalti en Cantabria, entre otras.

Desde los sindicatos presionan al Gobierno para que tome medidas "inmediatas", ya que no creen que sea solo un problema coyuntural sino estructural, que podría suponer el despido de muchos trabajadores o la deslocalización de las fábricas a países con un menor precio de la energía.